Amigos en Movimiento



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, vivía una ardilla llamada Pepe. Pepe era conocido por todos en el bosque como el más alegre y activo de los animales.

Siempre estaba saltando de rama en rama, reagarrando nueces y jugando con sus amigos. Un día, mientras Pepe correteaba por el bosque, se encontró con una tortuga llamada Tita que caminaba lentamente hacia un lado del camino.

Pepe se acercó curioso y le preguntó:- ¡Hola Tita! ¿Por qué caminas tan despacio hoy? Tita levantó la cabeza con una sonrisa triste y respondió:- Hola Pepe. Estoy cansada de siempre ir tan lento, me gustaría ser más rápida como tú.

Pepe se sorprendió al escuchar esto y decidió ayudar a su amiga Tortuga a descubrir su verdadera velocidad. Juntos idearon un plan: cada día practicarían correr por el bosque para mejorar la velocidad de Tita.

Los días pasaron y Pepe enseñaba a Tita técnicas para moverse ágilmente entre las ramas y esquivar obstáculos. Tita seguía practicando con dedicación, aunque al principio se sentía frustrada por no poder igualar la rapidez de su amigo Ardilla.

Un día, mientras entrenaban juntos, escucharon gritos de auxilio provenientes del centro del bosque. Rápidamente corrieron hacia allí y descubrieron que un pajarito había caído del nido y no podía volar. - ¡Tenemos que ayudarlo! -exclamó Tita preocupada.

- ¡Claro que sí! Yo subiré al árbol para llevarlo hasta el nido -dijo Pepe decidido. Gracias a la agilidad de Pepe trepando por los árboles y la determinación de Tita para sostener al pajarito en sus espaldas, lograron devolverlo sano y salvo a su nido.

Todos los animales del bosque los felicitaron por su valentía y trabajo en equipo.

Desde ese día, Tita comprendió que tener una vida plena no significaba ser rápido como una ardilla; sino ser valiente, solidario y perseverante como ella misma lo demostró ayudando al pajarito junto a su amigo Pepe. Y así, juntos continuaron explorando el bosque, aprendiendo uno del otro y demostrando que cada uno tiene algo especial para ofrecer al mundo, sin importar cómo aparente ser su vida ante los demás.

La amistad entre la ardilla veloz y la tortuga constante se convirtió en un ejemplo para todos en Villa Esperanza sobre cómo superar desafíos trabajando juntos con amor e empatía.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero seguiremos creciendo junto a nuestros amigos siempre solidarios.

FIN.

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