Amigos en Villa Feliz



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, vivían Mya y Felipe, una pareja de niños muy felices que disfrutaban de pasar tiempo juntos.

Les encantaba jugar voley en el parque con sus amigos y siempre se divertían mucho. Un día soleado, llegaron a la cancha del parque dos nuevos amigos: Luján y Marco. Eran chicos simpáticos y amables que rápidamente se hicieron parte del grupo.

Juntos formaban un equipo increíble en el voley y siempre ganaban los partidos. A medida que pasaba el tiempo, Mya y Felipe comenzaron a prestar más atención a Luján y Marco.

Se dejaron llevar por la emoción de tener nuevos amigos, pero sin darse cuenta, empezaron a descuidar su relación como pareja. Mya solía pasar más tiempo hablando con Luján sobre cosas interesantes mientras Felipe jugaba voley con Marco. Ambos estaban tan emocionados por tener nuevos compañeros que no notaron cómo esto afectaba su relación.

Poco a poco, Mya comenzó a sentirse triste porque ya no compartía tanto tiempo con Felipe como solían hacerlo antes. Y lo mismo le pasó a Felipe; sentía que Mya ya no estaba tan presente en su vida como antes.

Un día, durante un partido de voley muy importante para ellos, ocurrió algo inesperado. Mientras todos estaban concentrados en el juego, Marco cometió un error al lanzar la pelota fuera de la cancha por accidente.

Felipe se enfadó mucho con él y comenzó a gritarle furioso: "¡No puedes hacer eso! ¡Eres un mal compañero!". Todos quedaron sorprendidos ante la actitud de Felipe, ya que siempre había sido un chico tranquilo.

Mya se acercó a Felipe y le dijo suavemente: "Felipe, entiendo que estés enfadado, pero no es necesario gritarle así a Marco. Todos cometemos errores y lo importante es aprender de ellos".

Felipe se dio cuenta de la verdad en las palabras de Mya y se disculpó con Marco por su reacción exagerada. A partir de ese momento, ambos entendieron que habían dejado de lado su relación debido a la emoción de tener nuevos amigos.

Decidieron hablarlo seriamente y prometieron dedicar más tiempo el uno al otro. Así, poco a poco, Mya y Felipe volvieron a disfrutar juntos como pareja. Aprendieron una valiosa lección: la importancia de equilibrar las amistades sin descuidar los vínculos cercanos que son fundamentales en nuestras vidas.

Descubrieron que los amigos pueden ser maravillosos, pero nunca debemos olvidarnos del amor y cuidado hacia aquellos que están siempre allí para nosotros.

Desde aquel día, Mya y Felipe siguieron jugando voley con Luján y Marco, pero también encontraron tiempo para fortalecer su relación como pareja. Aprendieron a valorarse mutuamente y mantener el equilibrio entre sus amistades y su amor.

Y así fue como vivieron felices en Villa Feliz, recordando siempre la importancia de cuidar los lazos más cercanos mientras disfrutaban del juego del voley junto a sus queridos amigos. Fin

FIN.

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