Amigos incondicionales



Había una vez en una laguna rodeada de árboles y flores, un dragón verde que vivía con su amigo el oso de color marrón.

La gente del pueblo decía que eran malos porque nunca se acercaban a ellos, pero lo cierto era que simplemente les gustaba estar en su hogar y disfrutar de la tranquilidad.

Un día, mientras el dragón estaba tomando sol en una roca frente al agua, escuchó unos gritos desesperados provenientes del otro lado de la laguna. Al mirar hacia allá vio a un grupo de patitos que estaban siendo atacados por una serpiente gigante. El dragón no dudó ni un segundo y voló rápidamente hacia donde estaban los patitos para ahuyentar a la serpiente.

El oso, al verlo salir corriendo, decidió seguirlo para ayudarlo si fuera necesario. Cuando llegaron al lugar, el dragón sopló fuego sobre la serpiente hasta que esta huyó asustada.

Los patitos quedaron salvos gracias a la valentía del dragón y del oso. Los animales del bosque se sorprendieron al ver lo ocurrido y empezaron a cambiar su opinión sobre el dragón y el oso. Comenzaron a visitarlos más seguido para jugar juntos y compartir alimentos.

Desde ese día, todos los habitantes del bosque aprendieron que no se debe juzgar a alguien sin conocerlo primero y valoraron las cualidades buenas de cada uno.

El dragón verde y el oso marrón demostraron que tener amigos diferentes es divertido e interesante. Así pasaba sus días este peculiar dúo: jugando, explorando y disfrutando de la naturaleza juntos. Y aunque algunos aún los temían, ellos sabían que eran buenos amigos y eso era lo que importaba.

"Gracias por ayudar a los patitos, amigo dragón" dijo el oso. "No hay nada más importante que proteger a quienes necesitan ayuda" respondió el dragón con una sonrisa.

Y así, entre risas y aventuras, vivieron felices para siempre en su hogar en la laguna rodeada de árboles y flores.

FIN.

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