Amigos inesperados


Ema era una niña muy curiosa y aventurera. Un día, decidió explorar un hotel abandonado que se encontraba en las afueras de la ciudad.

Al llegar, se dio cuenta de que el lugar estaba lleno de polvo y telarañas. De repente, escuchó unos ruidos extraños que provenían del sótano. Con mucho miedo pero también con mucha valentía, Ema decidió bajar para ver qué era lo que estaba sucediendo.

Al llegar al sótano, Ema se encontró con unos monstruos muy raros. Tenían colmillos afilados y ojos enormes pero no parecían ser peligrosos. De hecho, parecían estar tan asustados como ella. "¡Hola! Soy Ema ¿y ustedes quiénes son?", preguntó la niña.

Los monstruos se miraron entre sí sorprendidos por la amabilidad de Ema. Uno de ellos habló:"Somos los habitantes del hotel abandonado. Los humanos nos temen porque somos diferentes". Ema no podía creer lo que estaba escuchando.

Nunca había conocido a criaturas como esas. "No tienen por qué tener miedo" dijo Ema tranquilizándolos "Yo quiero ser su amiga".

A partir de ese momento, Ema comenzó a visitarlos todos los días en el sótano del hotel abandonado y cada vez aprendía más sobre sus vidas y costumbres. Un día, mientras jugaban juntos en el patio trasero del hotel, llegaron unos niños malvados que querían molestar a los monstruos por ser diferentes.

Pero cuando vieron a Ema jugando con ellos, se dieron cuenta de que no eran peligrosos y que la amistad no tiene fronteras. A partir de ese momento, los niños malvados comenzaron a jugar con Ema y los monstruos.

Todos aprendieron a convivir en armonía y respeto hacia las diferencias. Ema se sintió muy feliz de haber hecho amigos tan especiales y diferentes a ella. Aprendió que no debemos juzgar a nadie por su apariencia o forma de ser, sino aceptarlos tal como son.

Y así, Ema se convirtió en una defensora de la diversidad y la igualdad entre todos los seres vivos.

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