Amigos Inseparables



Había una vez un loro llamado Marco que había sido adoptado por una familia muy amorosa. Desde el primer día, Marco se sintió feliz y querido en su nuevo hogar.

Le encantaba imitar las voces de sus dueños, bailar al ritmo de la música y jugar con todos los juguetes que le habían comprado. Pero un día, la familia decidió adoptar un gato.

A partir de ese momento, la vida de Marco se volvió un poco más complicada. El gato, llamado Tomás, no dejaba de molestarlo: intentaba atraparlo con sus patas, lo perseguía por toda la casa y le arañaba la jaula cada vez que pasaba cerca.

"¡Ayuda! ¡Ayuda!" -gritaba Marco cada vez que veía a Tomás acercarse. La familia intentaba separarlos y proteger a Marco del travieso gato, pero era difícil mantenerlos alejados todo el tiempo. Marco estaba triste y asustado; ya no se sentía tan feliz como antes.

Una noche, mientras todos dormían, Marco escuchó unos ruidos extraños provenientes del patio trasero. Decidió asomarse por la ventana de su jaula para ver qué estaba pasando.

Para su sorpresa, vio a Tomás luchando contra un perro callejero que intentaba entrar a la casa. Sin pensarlo dos veces, Marco empezó a gritar lo más fuerte que pudo:"¡Familia! ¡Familia! ¡Auxilio!"Los dueños se despertaron alarmados y corrieron hacia el patio trasero.

Vieron la situación y lograron ahuyentar al perro callejero antes de que pudiera lastimar a Tomás. Desde ese día, todo cambió entre Marco y Tomás. El gato ya no molestaba al loro; al contrario, lo miraba con respeto y gratitud por haberlo ayudado en ese momento de peligro.

"Gracias por salvarme", dijo Tomás tímidamente. "De nada", respondió Marco con una sonrisa en su pico. "Aprendimos que juntos podemos superar cualquier obstáculo".

La familia también notó el cambio en la relación entre los dos animales y decidieron premiarlos con golosinas especiales para mascotas como muestra de aprecio por haberse cuidado mutuamente. Así, Marco comprendió que incluso aquellos que parecen ser nuestros mayores problemas pueden convertirse en aliados inesperados si aprendemos a trabajar juntos y darnos una oportunidad mutua.

Y desde entonces, tanto el loro como el gato vivieron en armonía en su hogar lleno de amor y compañerismo.

FIN.

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