Amigos inseparables


Lola, la vaca, y Dogui, el perro, vivían juntos en una granja. Ambos eran muy amigos y se divertían mucho juntos.

Sin embargo, de vez en cuando tenían discusiones sobre quién era más útil para los dueños de la granja. Un día soleado, mientras paseaban por el campo, Lola comenzó a hablar sobre lo importante que era su leche para las personas. Decía que sin ella no habría queso ni helados deliciosos.

"Dogui, mi amiga, ¿qué harían los humanos sin mi leche? Seguro que me necesitan más a mí que a ti", decía Lola con orgullo. Dogui escuchaba atentamente pero no estaba convencido.

Él creía firmemente que su trabajo como perro guardián era vital para proteger la granja y mantenerla segura. —"Lola" , respondió Dogui con seguridad.

"Tú eres muy importante con tu leche, pero sin alguien como yo cuidando la granja y ahuyentando a los intrusos peligrosos ¿quién protegería todo?"Lola reflexionó un momento y admitió que tenía razón. Pero aún así quería demostrarle a Dogui cuán útil podía ser ella también. Decidió buscar una oportunidad para mostrarle al mundo lo valiosa que era.

Una noche oscura y lluviosa, mientras todos dormían en la granja, Lola oyó ruidos extraños provenientes del establo. Sin pensarlo dos veces fue corriendo hacia allí e iluminó el lugar con sus ojos brillantes como linternas. Descubrió a unos ladrones intentando robar herramientas de los agricultores.

Lola mugió fuerte para alertar a los demás animales de la granja. Dogui, que siempre estaba alerta, se despertó de inmediato y corrió hacia el establo. "¡Woof! ¡Woof! ¡Fuera ladrones!" ladró Dogui con todas sus fuerzas.

Los ladrones, asustados por los ruidos de Lola y Dogui, salieron corriendo del establo sin llevarse nada. Los dos amigos habían trabajado juntos para proteger la granja y mantenerla segura.

A partir de ese día, Lola y Dogui se dieron cuenta de que ambos eran igualmente útiles para los dueños de la granja. Cada uno tenía habilidades diferentes pero complementarias. Lola seguía produciendo leche deliciosa que hacía felices a las personas.

Y Dogui continuaba siendo un guardián valiente que protegía la granja de cualquier amenaza. Juntos aprendieron a valorarse y respetarse mutuamente. Comprendieron que no importaba quién era más útil, sino cómo podían trabajar juntos en armonía para ayudar a quienes los cuidaban.

Desde ese día, Lola y Dogui disfrutaron aún más su amistad y continuaron siendo inseparables en la granja. Juntos demostraron que cada uno tiene su propósito especial en este mundo y que todos somos importantes de una u otra manera.

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