Amigos Intergalácticos



Había una vez un niño llamado Tomás que siempre había estado fascinado por el universo y la posibilidad de vida en otros planetas. Una noche, mientras miraba las estrellas desde su ventana, tuvo una idea brillante.

-¡Mamá! ¡Papá! -gritó emocionado-. ¡Quiero construir un dispositivo para contactar con extraterrestres! Sus padres se sorprendieron ante la propuesta del niño, pero no quisieron desanimarlo. Así que le permitieron buscar información en internet y comprar materiales para construir su invento.

Tomás trabajó duro durante semanas hasta que finalmente completó su dispositivo. Era una especie de antena gigante con luces intermitentes que emitían señales al espacio exterior. Una noche clara, Tomás encendió su dispositivo y comenzó a enviar señales al universo.

Esperó pacientemente durante horas hasta que finalmente recibió una respuesta. -¿Hola? ¿Hay alguien ahí? -preguntó Tomás emocionado. Para su sorpresa, recibió una respuesta inmediata en forma de un mensaje codificado enviado desde una nave espacial muy lejana.

Con la ayuda de sus padres y algunos amigos inteligentes, logró descifrar el mensaje y responder a los extraterrestres. Así comenzó una amistad única entre Tomás y los seres extraterrestres.

Descubrieron que tenían muchas cosas en común a pesar de estar separados por millones de años luz. Un día, los extraterrestres sorprendieron a Tomás invitándolo a visitarlos en su planeta natal.

A pesar del miedo inicial de sus padres, lo dejaron ir sabiendo que era una oportunidad única en la vida. Tomás se subió a bordo de la nave espacial y partió hacia el espacio exterior. Allí, descubrió un mundo maravilloso lleno de criaturas extrañas pero amigables.

Aprendió sobre su cultura y tecnología avanzada, y compartió sus propias experiencias con ellos. Después de algunas semanas increíbles en el planeta extraterrestre, Tomás regresó a casa con historias emocionantes para contar a sus amigos y familiares.

Pero lo más importante es que había aprendido una lección valiosa: que no importa cuán diferentes sean las personas o seres vivos, siempre hay algo que nos une.

Desde entonces, Tomás ha seguido trabajando en su dispositivo de contacto extraterrestre e inspirando a otros niños a seguir sus sueños sin importar lo imposible que parezcan.

FIN.

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