Amigos para siempre
Maria era una niña muy alegre y divertida, le gustaba jugar con sus amigos y siempre estaba lista para hacer nuevas amistades.
Un día, mientras se trasladaba a su nueva escuela, notó que había un chico sentado en el mismo asiento que ella. - Hola - dijo Maria con una sonrisa. - Hola - respondió el chico tímidamente. Después de unos minutos de conversación, Maria descubrió que el nombre del chico era Pedro.
A partir de ese momento, los dos se convirtieron en amigos inseparables y compartían todo juntos. Un día, mientras jugaban al fútbol en la escuela, Pedro sorprendió a Maria con un beso en la mejilla.
Ella se sonrojó y no sabía qué decir o hacer. Después de eso, los dos comenzaron a pasar más tiempo juntos y a conocerse mejor.
Un día, mientras caminaban juntos por el parque después de la escuela, Pedro tomó las manos de Maria y le confesó sus sentimientos hacia ella. - María... me gusta mucho estar contigo. ¿Quieres ser mi novia? Maria estaba sorprendida pero también muy feliz.
Ella aceptó encantada ser su novia y desde entonces no dejaron de estar juntos ni un solo minuto. Pero un día ocurrió algo inesperado: Pedro tuvo que mudarse a otra ciudad debido al trabajo de su padre. Los dos estaban tristes porque iban a tener que separarse después de haber pasado tanto tiempo juntos.
Sin embargo, decidieron mantener su relación viva manteniendo contacto diario mediante llamadas telefónicas y mensajes de texto. También planearon visitarse cada vez que fuera posible durante las vacaciones escolares. A pesar de la distancia, su amor nunca se desvaneció.
Los dos continuaron creciendo y aprendiendo juntos, siempre apoyándose mutuamente en los momentos difíciles. La historia de Maria y Pedro nos enseña que el amor verdadero no conoce límites ni distancias.
Siempre hay una forma de mantener vivo el amor, incluso cuando las circunstancias son difíciles. Y lo más importante es tener a alguien en quien confiar y compartir nuestra vida.
FIN.