Amigos para siempre


Había una vez en una pequeña escuela de un barrio alegre, un grupo de amigos muy especiales. Estos amigos se llamaban Tomás, Martín, Sofía y Valentina.

Cada uno tenía una personalidad única pero todos compartían el mismo valor: la amistad. Un día soleado, mientras los niños jugaban en el patio de la escuela, Tomás tropezó y cayó al suelo. Martín rápidamente corrió hacia él para ayudarlo a levantarse. "¡Amigo Tomás! ¿Estás bien?"- exclamó Martín preocupado.

"Sí, gracias amigo Martín. Me torcí el tobillo"- respondió Tomás con dolor. Sofía y Valentina también se acercaron rápidamente para ver qué había pasado. "¡Ay no! Pobrecito Tomás, debemos llevarlo a la enfermería"- dijo Sofía angustiada.

"Tienes razón Sofía, vamos todos juntos"- agregó Valentina solidaria. Los cuatro amigos caminaron lentamente hasta la enfermería mientras Tomás apoyaba su brazo sobre el hombro de Martín para poder caminar mejor.

Cuando llegaron a la enfermería, encontraron a la señorita Laura cuidando a los demás niños que estaban enfermos o heridos. "Señorita Laura, necesitamos ayuda para nuestro amigo Tomás"- expresó Valentina con voz temblorosa.

La señorita Laura miró al grupo de amigos preocupada y les indicó que pusieran a Tomás en una camilla para examinarlo mejor. Después de unos minutos de revisión, la señorita Laura confirmó que no era nada grave, solo un esguince leve en el tobillo. "¡Qué alivio! ¡Gracias a todos por ayudarme!"- exclamó Tomás emocionado.

"No tienes que agradecernos, somos amigos y siempre estaremos aquí para apoyarnos"- respondió Martín con una sonrisa reconfortante. A partir de ese día, los cuatro amigos se volvieron aún más cercanos.

Compartían sus meriendas, jugaban juntos en el recreo y se ayudaban mutuamente en las tareas escolares. Cada uno sabía que tenía un lugar especial en la vida del otro. Un día, mientras estudiaban para un importante examen de matemáticas, Valentina tuvo dificultades para entender un problema complicado.

"Chicos, no entiendo este ejercicio ¿Alguien me puede ayudar?"- preguntó Valentina frustrada. Martín rápidamente tomó la iniciativa y explicó paso a paso cómo resolver el problema.

"Primero debes identificar las variables y luego aplicar la fórmula adecuada"- dijo Martín con paciencia. Sofía también se acercó a Valentina y le ofreció su ayuda. Juntas repasaron el ejercicio hasta que Valentina logró comprenderlo completamente. "¡Muchas gracias chicos! No sé qué haría sin ustedes"- expresó Valentina emocionada.

"Recuerda Valentina, siempre estaremos aquí para apoyarte en lo que necesites"- agregó Tomás con cariño. El día del examen finalmente llegó y los cuatro amigos se sentaron juntos en sus pupitres.

A medida que avanzaba la prueba, cada uno recordaba lo mucho que habían aprendido juntos y cómo la amistad los había fortalecido. Al finalizar el examen, los amigos se felicitaron mutuamente por su esfuerzo y dedicación.

Sabían que independientemente de los resultados, lo más importante era tenerse el uno al otro. El tiempo pasó y los cuatro amigos continuaron compartiendo momentos inolvidables juntos. A medida que crecían, enfrentaban nuevos desafíos pero siempre recordaban el valor de la amistad que habían aprendido en la escuela.

Y así, Tomás, Martín, Sofía y Valentina demostraron a todos que la verdadera amistad es un tesoro invaluable. Juntos superaron obstáculos, apoyándose mutuamente en cada paso del camino.

Y aunque sus vidas tomaron diferentes rumbos cuando terminaron la escuela primaria, nunca olvidaron las lecciones de solidaridad y compañerismo que habían aprendido en aquel lugar especial donde floreció su amistad.

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