Amigos para siempre


En un barrio tranquilo de Buenos Aires, vivían dos niños que siempre estaban peleando. Martín y Lucas eran vecinos desde que nacieron, pero nunca habían logrado llevarse bien.

Un día, mientras jugaban en el parque del barrio, comenzaron a discutir por un balón de fútbol. La discusión se volvió una pelea y terminaron con algunos raspones y moretones.

Pero algo extraño sucedió después de esa pelea: no podían dejar de pensar en lo divertido que había sido jugar juntos. Al día siguiente, se encontraron en la plaza nuevamente. Al principio se miraron con desconfianza, pero luego decidieron intentar jugar juntos otra vez.

Esta vez lo hicieron sin problemas y descubrieron que tenían muchas cosas en común. "¡Mira ese pájaro!" exclamó Martín señalando hacia el cielo. "Es un halcón" respondió Lucas emocionado. "¿Cómo sabes tanto?" preguntó sorprendido Martín. "Mi papá me enseña sobre las aves" explicó Lucas sonriendo.

A partir de ese momento, los dos niños comenzaron a pasar mucho tiempo juntos. Descubrieron nuevos juegos, compartieron sus gustos e incluso empezaron a estudiar juntos para las pruebas escolares. Pero la amistad entre ellos no fue fácil todo el tiempo.

Hubo momentos en los que volvieron a discutir o a pelear por cosas pequeñas e insignificantes. Sin embargo, cada vez que eso sucedía recordaban lo importante que era tener amigos y cómo disfrutaban cuando jugaban juntos.

Un día, mientras caminaban hacia la escuela, se encontraron con un chico nuevo en el barrio. Era tímido y parecía un poco perdido. Los dos amigos se acercaron a él y le ofrecieron su amistad. "Hola, ¿cómo te llamas?" preguntó Martín sonriente.

"Soy Tomás" respondió tímidamente el chico nuevo. "¡Bienvenido al barrio!" exclamó Lucas emocionado. A partir de ese día, los tres niños se convirtieron en inseparables amigos. Descubrieron nuevos lugares del barrio, aprendieron juntos y formaron recuerdos inolvidables.

Martín y Lucas nunca imaginaron que su pelea por un balón de fútbol podría haber llevado a una amistad tan especial e importante.

Aprendieron que las diferencias pueden ser superadas si nos enfocamos en lo que tenemos en común y que la verdadera amistad es más fuerte que cualquier discusión o pelea.

Y así, la amistad entre los tres niños creció cada día más fuerte, demostrando que incluso las peleas más intensas pueden llevar a algo hermoso si estamos dispuestos a dar una segunda oportunidad.

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