Amigos para Siempre


En una casa muy colorida y alegre vivían Pata de pollo, un perro marrón con manchas blancas en sus patitas, y Lola, una gata atigrada con grandes ojos verdes.

Ellos eran las mascotas de la familia de Octavio, un niño travieso de 3 años que no sabía cómo tratar a los animales. Desde que Pata de pollo y Lola llegaron a la casa, Octavio los perseguía, les jalaba la cola y les gritaba sin razón.

Los pobres animalitos se escondían asustados cada vez que veían acercarse al pequeño Octavio. Un día, la mamá de Octavio lo llamó seriamente para hablar con él:"Octavio, necesito que entiendas que Pata de pollo y Lola son parte de nuestra familia.

Ellos merecen respeto y cariño, igual que tú. "Octavio bajó la mirada avergonzado. Sabía que había estado portándose mal con sus mascotas. "¿Te gustaría que te traten mal? Seguro que no.

Necesitas aprender a cuidar y querer a Pata de pollo y Lola como ellos se merecen", continuó la mamá. A partir de ese momento, Octavio decidió cambiar su actitud hacia Pata de pollo y Lola.

Comenzó por acariciarlos suavemente, jugar con ellos con cuidado e incluso les daba comida en sus platitos todos los días. Poco a poco, Pata de pollo empezó a seguir a Octavio por toda la casa moviendo su colita contento.

Y Lola se acurrucaba en el regazo del niño mientras este le contaba cuentos antes de dormir. Un día lluvioso, cuando Octavio estaba jugando en el jardín con Pata de pollo y Lola bajo el techo del patio trasero, vieron algo inesperado: un gatito blanco perdido debajo del arbusto llorando desconsoladamente.

"¡Mamá! ¡Papá! ¡Vengan rápido!", gritó Octavio emocionado. Sus padres corrieron hacia el jardín sorprendidos por el hallazgo del nuevo amiguito animal. Juntos lograron rescatarlo y darle refugio dentro de la casa.

Desde ese día, aquel gatito blanco encontró un hogar junto a Pata de pollo y Lola gracias al buen corazón de Octavio.

Los tres animales se convirtieron en inseparables compañeros llenos amor y diversión en aquella linda casa llena colores brillantes donde siempre reinaría el respeto mutuo entre todas las criaturas.

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