Amigos para siempre

Lucía y Juan eran dos compañeros de clase que siempre se veían en la escuela. A pesar de que no hablaban mucho entre ellos, se daban cuenta de que tenían muchas cosas en común.

Un día, cuando salieron juntos de la escuela, algo diferente sucedió. - Hola Lucía, ¿qué tal estuvo tu día? - preguntó Juan con una sonrisa. - Estuvo bien, gracias por preguntar - respondió Lucía tímidamente.

- Oye, ¿te gustaría ir al parque a jugar un rato? - propuso Juan entusiasmado. A Lucía le pareció una buena idea y aceptó. Al llegar al parque comenzaron a jugar en el tobogán y los columpios.

Pero mientras jugaban, se encontraron con un grupo de niños mayores que estaban molestando a otros niños más pequeños. - ¡Eh! Dejen en paz a esos chicos - dijo Juan con valentía. Los niños mayores se burlaron de él y lo empujaron.

Pero eso no detuvo a Juan quien volvió a interponerse para proteger a los demás niños del acoso. Lucía vio esto y decidió ayudarlo también.

- ¡Déjenlos tranquilos! - gritó Lucía mientras tomaba la mano de Juan para ponerse detrás suyo como si fuera su escudo protector. La situación parecía estar fuera de control pero entonces llegó un adulto encargado del parque quien intervino para detener el conflicto.

Los acosadores recibieron una reprimenda mientras que los otros niños fueron consolados por Lucía y Juan quienes les ofrecieron jugar juntos. Desde ese momento, Lucía y Juan se hicieron amigos inseparables.

Aprendieron que juntos podían hacer frente a cualquier problema y que la valentía no siempre se trata de ser fuerte, sino de estar dispuesto a ayudar a los demás. A partir de ese día, Lucía y Juan comenzaron a buscar maneras de ayudar a otros niños en la escuela. Se convirtieron en un ejemplo para muchos y su amistad inspiró a otros compañeros.

La lección que aprendieron juntos es que cuando se trabaja en equipo, se pueden lograr grandes cosas. Y así fue como Lucía y Juan encontraron una verdadera amistad basada en el respeto, la valentía y el apoyo mutuo.