Amigos Prehistóricos



Había una vez un niño llamado Bartolomé, al que le encantaba jugar con sus juguetes de dinosaurios.

Un día, mientras jugaba en su habitación, algo mágico sucedió: ¡los dinosaurios cobraron vida! Bartolomé se sorprendió cuando vio a un Tiranosaurio Rex caminando hacia él. Pero en lugar de tener miedo, el pequeño decidió hacerse amigo del enorme animal. "¡Hola! ¿Cómo te llamas? Yo soy Bartolomé", dijo el niño con una sonrisa.

El Tiranosaurio Rex gruñó amistosamente y respondió: "Soy T-Rex, pero puedes llamarme Rex". A partir de ese momento, Bartolomé y Rex se convirtieron en grandes amigos y decidieron explorar juntos la selva prehistórica. En su aventura se encontraron con muchos otros dinosaurios, como Triceratops y Diplodocus.

"¡Wow! Esto es increíble", exclamó Bartolomé emocionado mientras miraba a su alrededor. Pero no todo fue diversión para los dos amigos. Pronto descubrieron que había un malvado cazador furtivo acechando a los dinosaurios para capturarlos y venderlos a coleccionistas ricos.

"¡Tenemos que hacer algo!", dijo Bartolomé decidido. Junto con sus nuevos amigos dinosaurios idearon un plan para detener al cazador furtivo. Con astucia e ingenio lograron engañarlo y liberar a los animales cautivos.

"Gracias por ayudarnos", dijeron los dinosaurios mientras se despedían de sus nuevos amigos. "¡No hay problema! ¡Siempre estaremos aquí para ayudarlos!", respondió Bartolomé con una sonrisa.

Finalmente, Bartolomé y Rex regresaron a la habitación del niño, donde el T-Rex se despidió de su amigo antes de volver a convertirse en un juguete inanimado. Bartolomé aprendió que la amistad puede estar en cualquier lugar, incluso en los lugares más inesperados. También aprendió a ser valiente y luchar por lo que es correcto.

Desde ese día, cada vez que Bartolomé jugaba con sus dinosaurios, recordaba su aventura prehistórica y se sentía feliz de tener amigos tan especiales.

FIN.

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