Amigos sin fronteras
Había una vez un gato llamado Tomás, un perro llamado Simón y un ratón llamado Lucas. Vivían en un pequeño pueblo donde todos los animales convivían en armonía.
Un día, mientras paseaban por el bosque, se encontraron con una ardilla llamada Lola que estaba muy triste. Tomás, Simón y Lucas se acercaron para preguntarle qué le pasaba. "Hola Lola, ¿por qué estás tan triste?"- preguntó Tomás.
Lola suspiró y les contó que había perdido su hogar debido a la tala de árboles en el bosque. Ahora no tenía dónde vivir ni comida para sobrevivir. Los tres amigos se miraron entre sí y decidieron ayudar a Lola.
Juntos comenzaron a buscar un nuevo hogar para ella y recolectaron frutas del bosque para que pudiera alimentarse. Después de varios días buscando, encontraron una hermosa cueva escondida entre las rocas. Era perfecta para Lola, pero había algo preocupante: estaba ocupada por una serpiente venenosa llamada Martina.
Tomás, Simón y Lucas sabían que tenían que actuar con cuidado si querían ayudar a Lola sin ponerse en peligro ellos mismos. Decidieron hacer un plan ingenioso. Primero, fueron a hablar con Martina y le explicaron la situación de Lola.
Le pidieron amablemente si podía compartir la cueva con ella hasta que encontrara otro lugar donde vivir. Martina era conocida por ser egoísta y nunca había compartido nada antes.
Pero al escuchar la historia de Lola, sintió empatía por ella y aceptó ayudarla. "Está bien, pero solo por un tiempo. Siempre y cuando no me molesten ni toquen mis cosas"- dijo Martina con desconfianza.
Tomás, Simón y Lucas agradecieron a Martina por su generosidad y se aseguraron de que Lola estuviera cómoda en la cueva. Le trajeron hojas secas para hacer una cama suave y le enseñaron cómo encontrar comida en el bosque. Poco a poco, Lola comenzó a sentirse mejor.
Estaba feliz de tener un nuevo hogar y nuevos amigos que se preocupaban por ella. Pero los problemas aún no habían terminado. Un día, mientras Tomás estaba explorando el bosque, vio que había un incendio cerca del pueblo.
Corrió rápidamente hacia la cueva para avisar a sus amigos sobre el peligro. "¡Simón! ¡Lucas! ¡Tenemos que salir de aquí! Hay un incendio en el bosque"- gritó Tomás asustado. Todos salieron corriendo de la cueva lo más rápido posible.
Martina también salió asustada y se dio cuenta de lo importante que era tener amigos en momentos difíciles. Los cuatro animales corrieron hacia el pueblo para pedir ayuda.
Juntos, alertaron a todos los habitantes sobre el fuego y trabajaron juntos para apagarlo antes de que se propagara más. Después de mucho esfuerzo, lograron extinguir las llamas y salvar al pueblo del desastre. Todos los animales del lugar les dieron las gracias a Tomás, Simón, Lucas y Martina por su valentía e inteligencia.
Desde ese día, Tomás, Simón, Lucas y Martina se volvieron inseparables. Aprendieron que, aunque eran diferentes y tenían sus propias personalidades, podían trabajar juntos para superar cualquier obstáculo.
Y así fue como el gato, el perro, el ratón y la serpiente demostraron que la amistad y la solidaridad pueden vencer cualquier adversidad. Juntos, enseñaron a todos los animales del pueblo la importancia de cuidarse mutuamente y proteger su hogar en armonía.
FIN.