Amigos sin fronteras


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Arcoiris, un grupo de amigos muy especiales. Estos amigos eran Bolivia, Argentina, China, Corea del Sur, Rusia, Paraguay, España, Italia, Estados Unidos y Cuba.

Un día soleado y radiante decidieron embarcarse en una emocionante aventura juntos. Se encontraron en la plaza principal del pueblo con sus mochilas llenas de alegría y curiosidad. Todos estaban ansiosos por descubrir el mundo y aprender cosas nuevas.

El primer destino que eligieron fue China. Al llegar a este mágico país asiático se maravillaron con su cultura milenaria. Pasearon por la Gran Muralla China mientras Bolivia exclamaba: "¡Qué increíble! Es como si pudiéramos tocar las nubes".

Argentina estaba fascinada con los colores vibrantes de los trajes tradicionales chinos y decidió comprar uno para ella misma. Mientras tanto, Corea del Sur se sumergió en la música K-pop y comenzó a bailar al ritmo de sus pegajosos beats.

Rusia les mostró cómo construir muñecas rusas (matrioshkas) mientras todos se reían intentando abrir cada una sin romperlas. Paraguay les enseñó a hacer tereré para refrescarse durante el viaje.

Después de despedirse de China con lágrimas en los ojos pero corazones llenos de recuerdos felices, el grupo decidió dirigirse hacia Europa. Su siguiente parada fue España. En España disfrutaron del flamenco y aprendieron algunos pasos básicos junto a Italia que demostraba su habilidad innata para moverse con gracia.

Mientras tanto, Estados Unidos y Cuba se unieron para enseñarles a todos cómo hacer malabares con pelotas. Un día, mientras estaban en España, recibieron una carta de un pequeño niño llamado Juanito.

Les contaba que estaba enfermo y no podía salir de su casa para jugar con otros niños. El grupo decidió inmediatamente ir a visitarlo y llevarle alegría. Al llegar a la casa de Juanito, encontraron al niño triste y aburrido.

Pero Bolivia tenía una idea brillante: organizaron una fiesta sorpresa en el jardín de Juanito. Argentina preparó empanadas deliciosas, China trajo linternas chinas para decorar el lugar y Corea del Sur hizo un baile especial para animar a Juanito.

Rusia le regaló una matrioshka pintada a mano como símbolo de amistad y Paraguay compartió su tereré con todos. España e Italia cantaron canciones divertidas mientras Estados Unidos y Cuba hacían malabares para entretener al pequeño.

Juanito sonrió por primera vez en mucho tiempo gracias a esos amigos maravillosos que habían viajado desde tan lejos solo para hacerlo feliz. Desde ese día, se convirtieron en los mejores amigos del mundo. Aprendieron que la amistad no tiene fronteras ni barreras culturales.

Descubrieron que cada uno tenía algo especial que compartir y aprender unos de otros. Juntos demostraron que la diversidad es lo que hace al mundo más hermoso.

Y así, este grupo increíble continuó su viaje por el mundo llevando alegría dondequiera que iban, recordando siempre que la amistad y el respeto son la clave para construir un mundo mejor.

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