Amigos sin Fronteras
Había una vez en un pequeño pueblo, un lobo llamado Lobo Perro. A diferencia de otros lobos, a Lobo Perro le encantaba jugar y hacer amigos.
Siempre estaba rodeado de perros y gatos del vecindario, que lo consideraban como uno más de ellos. Un día, mientras jugaba con sus amigos perros en el parque, vio a una gatita solitaria sentada en un rincón. Su nombre era Isabella Sara Gato.
El corazón de Lobo Perro se llenó de compasión al verla triste y decidió acercarse a ella. "Hola Isabella Sara Gato, ¿qué te pasa? Pareces muy triste"- dijo Lobo Perro con ternura.
Isabella Sara Gato levantó la mirada y respondió con voz entrecortada: "Soy diferente a los demás gatos del vecindario. No puedo trepar árboles como ellos. Me siento sola y rechazada". Lobo Perro sabía cómo se sentía Isabella Sara Gato porque él también había experimentado el rechazo por ser diferente.
Decidió entonces ayudarla y demostrarle que ser diferente no era algo malo. "No te preocupes, Isabella Sara Gato. Todos somos diferentes y eso es lo que nos hace especiales.
Vamos a enseñarte cosas divertidas para que puedas disfrutar al igual que los demás gatos"- prometió Lobo Perro con una sonrisa amigable. Así comenzaron las aventuras entre Lobo Perro e Isabella Sara Gato.
Juntos exploraron el bosque aprendiendo nuevas habilidades para ella: saltar obstáculos bajitos, perseguir mariposas y cazar ratoncitos de juguete. Lobo Perro le enseñó que cada uno tiene sus propias habilidades y que no hay nada malo en ser diferente. Un día, mientras paseaban por el pueblo, se encontraron con un perro llamado Maxi Corredor.
Maxi era muy rápido y todos los perros del vecindario lo admiraban por su velocidad. "Hola Lobo Perro, ¿quién es tu amiga?"- preguntó curioso Maxi Corredor. Lobo Perro presentó a Isabella Sara Gato y le contó sobre sus aventuras juntos.
Maxi Corredor quedó impresionado al ver las habilidades únicas de la gatita. "¡Eres increíble, Isabella Sara Gato! Me encantaría tener una amiga como tú"- exclamó Maxi Corredor emocionado.
Así fue como Isabella Sara Gato encontró no solo un amigo en Lobo Perro, sino también en Maxi Corredor. Juntos formaron un trío inseparable y demostraron a todo el vecindario que la diversidad es algo hermoso. Desde ese día, los tres amigos se reunían regularmente para jugar y compartir sus experiencias.
Cada vez más animales se sumaban a su grupo, sin importar si eran perros o gatos, grandes o pequeños. Todos aprendieron a valorar las diferencias de cada uno y a celebrarlas.
Isabella Sara Gato dejó atrás su tristeza y descubrió que ser diferente era algo maravilloso. Aprendió que la verdadera amistad no tiene barreras ni prejuicios, solo amor y aceptación incondicional.
Y así, Lobo Perro, Isabella Sara Gato y Maxi Corredor vivieron felices y demostraron al mundo que la diversidad es lo que nos hace únicos y especiales.
FIN.