Amigos sin fronteras



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, un jardín de infantes muy especial. En este lugar, todos los niños eran bienvenidos sin importar sus diferencias.

Allí, se encontraban Mateo y Sofía, dos amigos inseparables que estaban a punto de vivir una gran aventura. Mateo era un niño muy curioso y siempre estaba explorando su entorno con mucha energía. Aunque no hablaba mucho, tenía una sonrisa contagiosa que iluminaba la sala de clases.

Por otro lado, Sofía era una niña dulce y amable que adoraba jugar con sus muñecas y pintar hermosos dibujos. Un día soleado, mientras todos los niños jugaban en el patio del jardín de infantes, llegó un nuevo compañero llamado Benjamín.

Benjamín era un niño autista y tenía dificultades para comunicarse e interactuar con los demás. Esto hizo que algunos niños se alejaran o lo trataran diferente.

Mateo notó esto y decidió acercarse a Benjamín para hacerle sentir parte del grupo. Se sentaron juntos en la mesa de juegos y Mateo le mostró cómo construir torres con bloques coloridos. "Mira Benja, así se hace", dijo Mateo emocionado mientras sostenía los bloques en el aire.

Benjamín lo miró atentamente e intentó imitarlo pero no lograba mantener las torres en pie. Sin embargo, eso no desanimó a Mateo quien le dio una palmada en la espalda diciendo:"No te preocupes amigo, vamos a practicar juntos hasta que lo logremos".

Desde ese día, Mateo y Benjamín se volvieron inseparables. Juntos, descubrieron nuevas formas de jugar y aprender. Sofía también se unió a ellos y formaron un trío muy especial.

Un día, la maestra propuso hacer una obra de teatro para el festival del jardín de infantes. Mateo, Sofía y Benjamín estaban emocionados con la idea y decidieron representar una historia sobre la amistad y la tolerancia.

Mateo sería el valiente príncipe, Sofía interpretaría a la princesa amorosa y Benjamín sería el sabio mago que los guiaba en su aventura. Juntos ensayaron durante semanas, aprendiendo sus líneas y practicando sus movimientos. El día del festival finalmente llegó.

Los padres llenaron el patio del jardín de infantes con aplausos mientras los niños subían al escenario. Mateo, Sofía y Benjamín brillaban como nunca antes. La obra comenzó con Mateo rescatando a Sofía de una torre encantada mientras Benjamín les daba consejos mágicos desde atrás del escenario.

Todos los niños estaban cautivados por la actuación e incluso aquellos que solían alejarse de Benjamín ahora lo miraban con admiración. Al finalizar la obra, todos los niños se abrazaron emocionados por su éxito en el escenario.

Habían demostrado que las diferencias no importan cuando hay amistad y tolerancia en nuestros corazones. A partir de ese día, Villa Alegre se transformó en un lugar donde todos los niños eran aceptados tal como eran.

La amistad entre Mateo, Sofía y Benjamín inspiró a todos a ser más comprensivos y respetuosos con los demás. Y así, la historia de estos tres pequeños héroes enseñó al mundo que la tolerancia y la amistad pueden superar cualquier barrera.

FIN.

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