Amigos sin miedo



Había una vez un niño llamado Martín, quien siempre había tenido miedo de los monstruos. Cada noche, antes de dormir, su mamá le decía: "No tengas miedo, Martín. Los monstruos no existen.

" Pero Martín no podía evitar sentirse asustado cada vez que apagaba la luz y se acostaba en su cama. Una noche, mientras Martín estaba profundamente dormido, un ruido extraño proveniente del armario lo despertó.

El corazón del niño comenzó a latir rápidamente mientras imaginaba todo tipo de criaturas horribles escondidas detrás de las puertas del armario. Martín se sentó en la cama y miró fijamente el armario con ojos llenos de temor.

Entonces, para su sorpresa, el armario se abrió lentamente revelando a un monstruo alto y animal con garras afiladas y dientes puntiagudos. El monstruo sonrió amablemente a Martín y dijo: "Hola, mi nombre es Max. No quiero asustarte. Solo estoy buscando algo para comer".

Martín estaba petrificado por el miedo pero trató de mantener la calma. "-¿Qué estás buscando para comer?", preguntó tímidamente. Max respondió: "-Suelo alimentarme de los calcetines sucios que encuentro en los cuartos de los niños".

Martín pensó por un momento y luego dijo: "-Bueno... tengo muchos calcetines sucios debajo de mi cama". Max pareció emocionado por esta noticia e inmediatamente fue hacia la cama de Martín para buscarlos.

Sin embargo, mientras Max revolvía debajo de la cama, Martín se dio cuenta de que había algo extraño en ese monstruo. Max no parecía tan aterrador como los demás monstruos que había imaginado. De hecho, parecía un poco torpe y desorientado.

Martín decidió enfrentar su miedo y preguntó: "-Oye Max, ¿por qué te escondes en mi armario?"Max suspiró y dijo: "-Soy diferente a los demás monstruos. No me gusta asustar a los niños ni hacerles daño. Prefiero pasar el tiempo buscando calcetines sucios".

Martín se sintió sorprendido por esta revelación y comenzó a comprender que no todos los monstruos eran malvados. Tal vez, solo estaban buscando algo para comer o alguien con quien hablar.

Decidido a ayudar a Max, Martín le ofreció algunos calcetines limpios para llevarse en lugar de los sucios. Aunque al principio estaba un poco incómodo con la idea de tener un monstruo viviendo en su armario, pronto se hizo amigo de Max.

A medida que pasaban las semanas, Martín descubrió que Max era más que un simple monstruo animal. Era inteligente, divertido y tenía una gran habilidad para contar historias fantásticas sobre lugares lejanos.

El temor inicial de Martín hacia los monstruos desapareció por completo cuando comprendió que ellos también podían ser amigables e interesantes. Y así fue como Martín aprendió una valiosa lección: nunca juzgues a alguien por su apariencia o por lo que otros dicen sobre ellos. Todos merecen una oportunidad para demostrar quiénes son realmente.

Desde aquel día, Martín y Max se convirtieron en los mejores amigos. Juntos, exploraron el mundo de los monstruos y demostraron que la amistad puede surgir en los lugares más inesperados.

Y así, esta historia nos enseña que no debemos temer a lo desconocido, sino abrir nuestras mentes y corazones para descubrir nuevas amistades y experiencias maravillosas.

FIN.

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