Amigos sobre el hielo


Había una vez una cabaña en medio de un hermoso bosque, cerca de un lago cubierto de nieve. En esa cabaña vivía una pequeña liebre llamada Lucas. Lucas era muy curioso y siempre estaba buscando aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque, Lucas se encontró con otro animalito llamado Lola, una ardillita muy traviesa y juguetona. Ambos se hicieron amigos al instante y decidieron explorar juntos el lago cubierto de nieve.

Cuando llegaron al lago, vieron que estaba congelado y brillaba bajo los rayos del sol. Lucas tuvo la idea de patinar sobre el hielo y le propuso a Lola hacerlo también. "-¡Vamos a divertirnos mucho!", exclamó emocionado.

Ambos se pusieron sus patines improvisados hechos con ramitas y comenzaron a deslizarse por el lago con gran destreza. Rieron y disfrutaron tanto que no se dieron cuenta de que estaban alejándose cada vez más de la orilla.

De repente, escucharon un crujido fuerte debajo del hielo. Se detuvieron asustados y vieron cómo aparecían grietas por todas partes. El hielo empezaba a romperse bajo sus patas. "-¡Lola, tenemos que salir rápido!", gritó Lucas alarmado.

Corrieron lo más rápido que pudieron hacia la orilla del lago, pero justo cuando estaban a punto de alcanzarla, el hielo cedió bajo ellos y ambos cayeron al agua helada. Lucas nadó rápidamente hasta la superficie para tomar aire mientras buscaba desesperadamente a Lola.

La encontró aferrada a una rama, asustada y temblando de frío. Sin pensarlo dos veces, Lucas nadó hasta donde estaba Lola y la ayudó a subirse a su espalda.

"-¡No te preocupes, Lola! ¡Te llevaré de vuelta a la orilla!", le aseguró con valentía. Con todas sus fuerzas, Lucas pateaba el agua mientras sostenía a Lola para mantenerla segura. A pesar del frío y el cansancio, nunca dejaron de luchar por sobrevivir.

Después de un largo esfuerzo, finalmente llegaron hasta la orilla del lago. Ambos estaban agotados pero aliviados por estar fuera del agua helada. "-Lucas, gracias por salvarme", dijo Lola entre sollozos. "-De nada, Lola. Los amigos siempre se cuidan mutuamente", respondió Lucas con ternura.

Desde ese día, Lucas y Lola aprendieron una gran lección sobre la importancia de no aventurarse sin precaución y valorar la amistad verdadera. Prometieron que siempre se cuidarían el uno al otro y serían responsables en sus futuras aventuras juntos.

Y así fue como esta historia nos enseña que incluso en los momentos más difíciles podemos encontrar fuerza dentro de nosotros mismos para ayudar a los demás cuando más nos necesitan.

Además, nos recuerda que debemos tener cuidado en nuestras travesías para evitar situaciones peligrosas.

Dirección del Cuentito copiada!