Amigos valientes



Había una vez una hermosa bebé llamada Emma, quien estaba a punto de cumplir dos meses. Su mamá, Luciana, estaba muy emocionada y decidió organizar una pequeña reunión en su casa para celebrar el próximo cumpleaños de Emma.

Luciana invitó a sus amigas más cercanas y les pidió que llevaran a sus hijos también. Cuando llegaron, todas se maravillaron al ver los ojos brillantes y los cachetes adorables de Emma. Era imposible resistirse a su encanto.

Mientras las mamás charlaban y disfrutaban del cumpleaños, los niños comenzaron a jugar juntos en la sala de estar. Había un niño llamado Tomás que era un poco tímido y le costaba hacer amigos nuevos.

Pero cuando vio a Emma con sus ojitos brillantes, no pudo evitar acercarse. Tomás se presentó tímidamente: "Hola, soy Tomás". Emma sonrió dulcemente y respondió: "¡Gugu dada!".

Los dos niños comenzaron a jugar juntos, riendo y divirtiéndose como si fueran mejores amigos desde siempre. Luciana observaba con alegría cómo su hijita lograba alegrar el día de Tomás. Pasaron las horas mientras todos compartían risas y momentos especiales. De repente, uno de los globos decorativos explotó asustando a todos los niños.

Algunos comenzaron a llorar asustados por el ruido fuerte. Luciana rápidamente tomó en brazos a Emma para consolarla mientras intentaba calmar al resto de los niños preocupados. Pero fue Tomás quien sorprendió a todos con su valentía.

Tomás se acercó a los niños asustados y les dijo: "No tengan miedo, solo fue un globo que explotó. No hay nada de qué preocuparse". Su voz tranquila y serena hizo que los demás niños se sintieran seguros nuevamente.

Luciana estaba impresionada por la madurez y el coraje de Tomás, a pesar de su timidez inicial. Después del incidente, todos volvieron a disfrutar de la fiesta.

Los padres compartieron historias divertidas sobre sus hijos mientras seguían maravillados por Emma y su contagiosa sonrisa. Al finalizar la tarde, Luciana se acercó a Tomás para agradecerle por haber ayudado a calmar a los demás niños asustados. "¡Gracias Tomás! Eres muy valiente y amable", le dijo Luciana sinceramente.

Tomás sonrió tímidamente y respondió: "Emma me hizo sentir seguro desde el primer momento en que la vi. Ella tiene unos ojitos hermosos que iluminan mi día".

Luciana abrazó emocionada a ambos niños y les dijo: "Ustedes dos han demostrado hoy lo importante que es ser amables y valientes. Juntos podemos superar cualquier miedo o desafío". Desde ese día, Emma y Tomás se convirtieron en grandes amigos inseparables.

Aprendieron juntos sobre el valor de la amistad verdadera y cómo cada uno puede hacer una diferencia en la vida del otro.

Y así, con risas, juegos y aventuras compartidas, Emma enseñó al pequeño Tomás que no importa cuán tímido seas al principio, siempre hay un lugar especial en el corazón de alguien que te aprecia tal como eres. Y juntos, crecieron y vivieron felices para siempre.

FIN.

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