Amistad a prueba



Había una vez un gato llamado Simón, que vivía en una pequeña casa en el campo. Simón era un gato muy amigable y siempre estaba dispuesto a hacer nuevos amigos.

Un día, mientras paseaba por el jardín, vio a un ratón llamado Lucas. Lucas era un ratón muy astuto y manipulador. Siempre se las arreglaba para salirse con la suya y conseguir lo que quería.

Al ver a Simón, pensó que podría utilizarlo de alguna manera para obtener comida y refugio. "Hola, Simón", dijo Lucas con voz dulce. "He oído hablar mucho de ti y me gustaría ser tu amigo". Simón se acercó con curiosidad al ratón. "¡Hola! Me alegra conocer a nuevos amigos.

¿Qué te trae por aquí?"Lucas sonrió y comenzó a contarle una historia triste sobre cómo había perdido su hogar debido a los humanos malvados que habían construido una nueva casa en su territorio.

Simón sintió pena por Lucas y decidió ayudarlo permitiéndole quedarse en su casa durante unos días. A medida que pasaban los días, Lucas empezó a aprovecharse cada vez más de la bondad de Simón.

"Simón, estoy tan cansado después de buscar comida todo el día", suspiró Lucas. "¿Podrías traerme algo para comer?"Simón no podía resistirse ante la supuesta debilidad del ratón y salió corriendo hacia la cocina para encontrar algo delicioso para él.

Días después, cuando llegaron los fríos del invierno, Lucas comenzó a exigir más cosas de Simón. Le pedía mantas, juguetes y cualquier otra cosa que se le ocurría. Simón, aunque algo confundido por la actitud de Lucas, seguía cumpliendo todas sus demandas.

Pero un día, mientras buscaba comida para Lucas en el almacén, encontró una caja llena de dulces que había olvidado hace tiempo. "¡Oh no!", exclamó Simón. "Estos dulces son para mi cumpleaños. Los había guardado con tanto cariño".

En ese momento, Simón se dio cuenta de lo manipulador que había sido Lucas con él todo este tiempo. Se sintió triste y engañado. Cuando regresó a la sala donde estaba Lucas, decidió confrontarlo. "Lucas, he descubierto tu verdadera naturaleza manipuladora.

Me has estado utilizando todo este tiempo". Lucas intentó negarlo y hacerse el inocente, pero Simón ya no caería más en sus trampas. "Ya no puedo seguir siendo tu amigo", dijo Simón con firmeza.

"Necesito rodearme de amigos que sean honestos y respetuosos". A medida que pasaban los días, Simón dejó atrás a Lucas y comenzó a buscar nuevos amigos en el vecindario. Conoció a otros animales amigables como conejos, pájaros e incluso otro gato llamado Tomás.

Simón aprendió una valiosa lección sobre la importancia de elegir bien a sus amigos. Descubrió que no todos los que parecen amables lo son realmente y comprendió la importancia de establecer límites saludables en las relaciones.

Desde aquel día en adelante, Simón fue más cuidadoso al seleccionar sus amistades y nunca más permitió que alguien se aprovechara de su amabilidad.

Y así, el gato Simón siguió viviendo feliz rodeado de amigos leales y sinceros, disfrutando de la vida en el campo.

FIN.

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