Amistad Brillante
En un lugar mágico donde los cielos se encontraban con las montañas, vivía Zeus, el rey de los dioses. Tenía un corazón noble y una risa que resonaba en todo el Olimpo. Un día, mientras volaba por las nubes, decidió visitar el bosque encantado, un lugar donde habitaban criaturas extraordinarias, entre ellas, las Gorgonas. Estas criaturas eran conocidas por sus escamosos cabellos y por poseer un poder especial: podían hacer petrificar a cualquiera que las mirara a los ojos.
Al llegar al bosque, Zeus escuchó un suave llanto. Sigilosamente aterrizó entre los árboles y encontró a tres Gorgonas muy tristes. Eran Medusa, Esteno y Euryale.
"¿Por qué lloran, mis queridas Gorgonas?" - preguntó Zeus con su voz melodiosa.
"Nadie quiere ser nuestro amigo, porque nos temen" - respondió Medusa, mientras se secaba las lágrimas con sus escamosos brazos.
"Todos creen que somos malas, pero solo queremos jugar y ser queridas" - añadió Euryale con un suspiro.
"Siempre nos ven como monstruos. A veces desearía ser simplemente una flor, algo que todos amen" - dijo Esteno, deseando que su vida fuera diferente.
Zeus pensó por un momento y tuvo una idea brillante.
"¿Y si les mostrábamos a todos que son especiales y amables? ¿Qué tal si organizamos un gran festín en el bosque?" - propuso.
Las Gorgonas se miraron con asombro.
"¿Un festín? ¡Pero nadie vendría!" - exclamó Euryale.
"¡Oh, créanme! Invitaré a todas las criaturas del bosque. Ustedes solo tienen que preparar su mejor plato" - dijo Zeus, con una sonrisa.
Y así fue como Zeus voló por todo el bosque, invitando a sombras y a seres mágicos, a árboles y a flores, a un gran festín en el bosque encantado. Las Gorgonas, emocionadas, comenzaron a cocinar sus platos favoritos: ensaladas coloridas de flores, sopas de hierbas mágicas y frutas jugosas.
El día del festín llegó. El bosque se llenó de colores, risas y aromas. Las criaturas que habían sido invitadas asomaban curiosas entre los árboles, pero al ver a las Gorgonas, muchos se detuvieron asustados.
"¡No! ¡No se acerquen!" - gritó un pequeño ciervo.
"Son monstruos, nos van a convertir en piedra" - murmuró una mariposa asustada.
Zeus, al ver la situación, se acercó a las criaturas.
"¡Esperen! No sean apresurados en juzgar a mis amigas. Son dulces y amables. Denles una oportunidad, vean lo que han preparado para ustedes" - dijo, señalando la mesa llena de manjares.
Poco a poco, las criaturas comenzaron a acercarse.
"¿De verdad no nos van a convertir en piedra?" - preguntó el ciervo temeroso.
"¡Claro que no! Ustedes pueden conocer su verdadero corazón" - dijo Zeus.
Finalmente, los valientes se acercaron; probaron la comida y comenzaron a reír. Descubrieron que las Gorgonas eran divertidas, con historias increíbles y mucha alegría. Las risas resonaban en todo el bosque.
"¡Nunca pensé que podrían ser tan divertidas!" - dijo una ardilla mientras se servía más ensalada.
"¡Esto está delicioso!" - gritó un conejo, mientras se saltaba felizmente.
"Nos encanta jugar, miren lo que podemos hacer" - dijeron las Gorgonas, mostrando su habilidad para bailar entre las luces del atardecer.
El festín siguió hasta la noche. Las criaturas bailaron y jugaron, y las Gorgonas, que una vez fueron temidas, ahora eran el alma de la fiesta. Cuando el sol se puso, Zeus levantó su copa.
"¡Por la amistad y la comprensión!" - dijo con una sonrisa.
"¡Por las Gorgonas y su gran corazón!" - gritaron todos al unísono.
Desde ese día, las Gorgonas ya no eran vistas como monstruos, sino como amigas por todas las criaturas del bosque. Zeus las visitaba a menudo, y juntos hacían grandes fiestas, llenas de risa y baile. Las Gorgonas aprendieron que, a veces, solo necesita un amigo valiente que les ayude a mostrar su verdadero yo.
Y así, en un rincón mágico del mundo, las Gorgonas y Zeus vivieron felices, recordando siempre que la amistad puede brillar incluso en los corazones más inusuales.
FIN.