Amistad en acción
En un tranquilo barrio de Buenos Aires, Dani se preparaba para comenzar un nuevo ciclo escolar en una escuela nueva. Estaba emocionada pero también un poco nerviosa por lo desconocido que le esperaba.
Al llegar a su nueva clase, notó a un chico llamado Lauti que parecía muy seguro de sí mismo y con una sonrisa traviesa en su rostro. Desde el primer día, Lauti comenzó a molestar a Dani.
Le hacía bromas pesadas, escondía sus útiles escolares e incluso se burlaba de ella frente a los demás compañeros. Dani no entendía por qué Lauti se comportaba así, pero estaba decidida a no dejarse intimidar.
Un día después de clases, mientras caminaba hacia su casa, Dani notó que alguien la seguía. Era Lauti. Se acercó y le dijo: "¿Por qué me molestas tanto? No entiendo qué te hice para merecerlo". Lauti bajó la mirada avergonzado y respondió: "Lo siento mucho, Dani.
No puedo evitarlo porque... porque me gustas". Dani quedó sorprendida por la confesión de Lauti. Nunca había imaginado que todo aquel comportamiento era debido a sus sentimientos hacia ella.
"Entiendo que te guste alguien", dijo Dani con firmeza, "pero eso no justifica el hecho de lastimarme o hacerme sentir mal". Lauti asintió tristemente y prometió cambiar su actitud hacia ella. A partir de ese momento, ambos comenzaron a conocerse mejor y descubrieron muchas cosas en común.
Descubrieron que les gustaban los mismos libros y películas, y que compartían el amor por los animales. Con el tiempo, Dani y Lauti se convirtieron en grandes amigos.
Juntos, aprendieron a superar sus diferencias y a valorar las cualidades únicas que cada uno tenía. Dani ayudó a Lauti a entender que la amistad no tenía que basarse en burlas o bromas pesadas, sino en apoyarse mutuamente y respetarse.
Un día, mientras estaban jugando en el patio de la escuela, un grupo de niños comenzó a molestar a Dani. Sin pensarlo dos veces, Lauti se puso frente a ella para protegerla. Les dijo con firmeza: "Dejen de molestarla.
Todos somos diferentes y eso es lo que nos hace especiales". Los niños se quedaron sorprendidos por la valentía de Lauti y decidieron dejar de molestar a Dani. A partir de ese momento, todos comenzaron a tratarla con respeto y admiración.
La amistad entre Dani y Lauti creció más fuerte cada día. Juntos aprendieron importantes lecciones sobre la importancia del respeto, la tolerancia y la aceptación de las diferencias entre las personas.
A medida que pasaban los años, Dani siempre recordaba aquel primer encuentro con Lauti como una oportunidad para aprender algo nuevo y abrir su corazón hacia nuevas amistades. Y así fue como su amistad demostró ser más fuerte que cualquier obstáculo o diferencia inicial. Fin
FIN.