Amistad en Conflicto



Era un día soleado en la escuela primaria Arcoíris, y los estudiantes estaban emocionados por el próximo torneo de deportes. Justin, un chico tímido y reservado, se sentaba solo en un rincón del patio, dibujando en su cuaderno. A lo lejos, Zack, un chico más popular y extrovertido, jugaba al fútbol con su grupo de amigos. Pero Zack tenía un secreto: aunque a menudo se comportaba como el típico bully, en el fondo, estaba enamorado de Justin.

Un día, mientras Justin dibujaba concentrado, Zack se acercó con su habitual actitud bravucón:

"¿Qué hacés ahí, Justin? ¡Dibujás como un nene de kinder!"

Justin, sin levantar la vista, murmuró:

"No es asunto tuyo, Zack."

Zack, confundido por la reacción de Justin, sintió un cosquilleo de celos al ver cómo sus amigos de la pandilla, Tomás y Lucas, se reían a costa de Justin. Sin embargo, también había algo dentro de él que lo hizo querer protegerlo.

Los días pasaron, y Zack trataba de acercarse a Justin, pero cada vez que lo hacía, sus amigos la emprendían contra él:

"¡Zack, no te acerques a ese loser! ¡Sos uno de nosotros!"

"No seas tonto, no te olvides de nuestra promesa", le decía Tomás muy convencido.

Zack se encontraba dividido. Quería ser parte de su grupo de amigos, pero también se sentía atraído por la personalidad creativa de Justin.

Una tarde, después de una pelea entre Zack y Lucas, Zack decidió acercarse a Justin de nuevo:

"Che, ¿podés ayudarme en la tarea de arte?"

Justin, sorprendido, lo miró y respondió:

"¿Por qué debería hacerlo?"

"Porque... porque, a pesar de todo, quiero intentarlo. Sé que a veces me comporto mal, pero quiero cambiar y necesito tu ayuda."

Justin dudó un momento, pero finalmente aceptó:

"Está bien, pero solo si prometés no ser un bully más."

Zack asintió, y empezaron a trabajar juntos. Con el tiempo, la relación entre ambos comenzó a cambiar. Zack descubrió que le gustaba la forma en que Justin veía el mundo.

Sin embargo, los celos de Tomás y Lucas aumentaban, ya que veían cómo Zack pasaba más tiempo con Justin y menos con ellos. En una reunión de la pandilla, decidieron hacer un plan:

"Si Zack sigue con ese tipo, lo perderemos para siempre. Hay que hacer algo", dijo Lucas.

"Pongámosle una trampa", sugirió Tomás. "Lo meteremos en un juego que le va a costar mucho ganar, y Justin no podrá ayudarlo."

El lunes siguiente, durante el recreo, los amigos de Zack retaron a Zack a una carrera en la que solo debía correr, sin la ayuda de nadie. Justin, al escuchar lo que planeaban, se preocupó por Zack. Entonces, decidió ayudarlo.

"Zack, vení, yo puedo ayudarte a estudiar para la carrera", le dijo Justin mientras Zack dudaba entre sus amigos y la nueva amistad que había hecho.

Zack, sintiendo apoyo por primera vez, decidió arriesgarse.

"Está bien, creo que debo escuchar a mi corazón este vez."

Sus amigos se sorprendieron al ver que Zack estaba al lado de Justin en lugar de rechazarlos como siempre lo hacía. Cuando llegó el día de la carrera, una multitud se reunió. Zack, lleno de ansiedad, miró a Justin y le dijo:

"Si no ganamos, no sé qué va a pasar."

"Focalizate, no importa el resultado. Lo importante es que estás siendo auténtico."

Y así, los dos se alinearon al inicio de la carrera. El silbato sonó y todos comenzaron a correr. A medida que la carrera avanzaba, Zack se dio cuenta de que cada vez que sentía que se iba a caer, Justin le lanzaba desde la barrera buenas vibras.

Finalmente, Zack cruzó la meta, aunque no fue el primero. Pero al mirarse a los ojos con Justin, sintió que había ganado mucho más que una carrera.

"Lo logré, gracias a vos. Dediquémonos a divertimos y no a competir más", dijo Zack con una felicidad genuina.

Con el tiempo, los amigos de Zack comprendieron que la verdadera amistad no se construye en base a la competitividad. Tomás y Lucas empezaron a aceptar la nueva relación de Zack y Justin, y poco a poco, ellos también se acercaron a Justin.

Así, Justin y Zack descubrieron que la amistad puede nacer en los lugares más inesperados, y que a veces, el amor y la comprensión pueden cambiar incluso los corazones más duros. La escuela Arcoíris se convirtió en un lugar donde todos aprendieron a aceptarse, y donde cada uno pudo ser auténtico.

La historia de Justin y Zack enseña a los niños que el respeto y la amistad son lo más importante en la vida. Además, aprendieron a enfrentar los celos y a resolver conflictos de una forma pacífica.

Al final, se dieron cuenta que juntos podían superar cualquier obstáculo, y que la verdadera amistad puede florecer, incluso entre quienes alguna vez fueron amigos.

FIN.

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