Amistad en el Bosque


Había una vez un adolescente llamado Juan que vivía en la bulliciosa ciudad de San Francisco.

Durante el verano, su familia lo envió a un campamento en medio del bosque, lejos del ajetreo y el ruido de la gran ciudad. El autobús lo dejó en la entrada del campamento, donde fue recibido por una adolescente llamada Sofía, quien sería su compañera de cabaña durante toda la estadía. Sofía era muy amigable y pronto se convirtieron en buenos amigos.

Juan y Sofía exploraron juntos el hermoso bosque que rodeaba el campamento. Descubrieron árboles gigantes, arroyos cristalinos y animales silvestres como ardillas y pájaros cantores.

Una tarde, mientras caminaban por un sendero, se encontraron con un mapache travieso que intentaba robarles las golosinas que llevaban en sus mochilas. -¡Ayuda! ¡Este mapache nos está atacando! -gritó Juan mientras trataba de espantar al pequeño ladrón. Sofía rió divertida y sacó unas galletitas para ofrecérselas al mapache.

El animalito aceptó gustoso el regalo y luego se alejó correteando entre los árboles.

Después de esa aventura, Juan y Sofía decidieron subir hasta el mirador del Golden Gate para disfrutar de la vista panorámica del puente icónico y la bahía de San Francisco. Desde lo alto pudieron ver cómo las luces de la ciudad comenzaban a encenderse conforme caía la noche.

Mientras observaban las estrellas brillar en el cielo oscuro, Juan le dijo a Sofía:-Gracias por ser tan valiente con ese mapache hoy. Me di cuenta de lo importante que es ayudar a los animales aunque sean traviesos. Sofía sonrió y respondió:-De nada, Juan.

Creo que todos merecen una segunda oportunidad, incluso los pequeños ladronzuelos animals como nuestro amigo mapache. Esa noche, ambos adolescentes durmieron plácidamente en su cabaña bajo un cielo estrellado y sintieron la paz que solo el contacto con la naturaleza puede brindar.

Al día siguiente, Juan y Sofía siguieron explorando el bosque juntos, aprendiendo sobre las plantas y animales que habitaban allí. Descubrieron una cascada escondida donde pudieron refrescarse del calor del verano antes de regresar al campamento para compartir sus experiencias con los demás niños.

El tiempo pasó rápido en aquel lugar mágico entre los árboles hasta que llegó el momento de despedirse.

Con lágrimas en los ojos pero corazones llenos de gratitud por todo lo vivido, Juan y Sofía prometieron mantener viva la conexión especial que habían creado durante ese inolvidable verano en el campamento del bosque. Y así termina esta historia sobre dos jóvenes aventureros que descubrieron juntos la importancia de cuidar a los animales salvajes mientras exploraban la belleza natural que nos rodea cada día.

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