Amistad en el bosque encantado



En lo profundo del bosque vivía una rana muy especial llamada Renata. A diferencia de las demás ranas, a Renata le encantaba volar.

No solo saltaba de hoja en hoja, ¡sino que también planeaba por los cielos con sus pequeñas alas! La gente del bosque la miraba asombrada mientras ella se deslizaba elegantemente entre los árboles. Una noche, una fuerte lluvia cayó sobre el bosque.

Los animales se refugiaron en sus madrigueras y nidos para protegerse, pero Renata no quería quedarse quieta. Sabía que su amiga Lucía, una búho nocturna, estaría sola en su árbol y decidió ir a visitarla. -¡Lucía! ¡Lucía! -llamó Renata mientras batía sus alas contra la lluvia.

-¿Renata? ¿Eres tú? -respondió Lucía sorprendida al ver a su amiga llegar volando bajo la tormenta. -Sí, soy yo. Vine a asegurarme de que estés bien -dijo Renata con una sonrisa. Juntas pasaron la noche conversando y riendo en el acogedor hogar de Lucía.

La lluvia golpeaba suavemente el techo mientras afuera reinaba la oscuridad de la noche. La amistad entre Renata y Lucía era tan fuerte que ni siquiera una tormenta podía separarlas.

Al día siguiente, el sol brillaba nuevamente sobre el bosque y todas las criaturas salieron de sus escondites para disfrutar del buen tiempo. Los pájaros cantaban alegremente y los conejos correteaban por el prado.

Renata invitó a Lucía a dar un paseo por los cielos y juntas volaron alto sobre los árboles. -Mira qué hermoso es nuestro hogar desde arriba -exclamó Lucía maravillada. -Sí, es increíble. Y lo mejor de todo es tener una amiga como tú con quien compartir estos momentos -respondió Renata emocionada.

De repente, un grupo de pájaros carpinteros comenzó a atacarlas, confundiendo a Renata con un extraño ser alado invasor del cielo. Las aves picoteaban furiosamente tratando de ahuyentarla hasta que finalmente lograron derribarla al suelo.

-¡Ayuda! ¡Me están atacando! -gritaba Renata mientras luchaba por defenderse de los agresivos pájaros carpinteros.

Lucía rápidamente descendió en picada hacia donde estaba su amiga y con sus afiladas garras logró ahuyentar a los intrusos antes de ayudar a levantar a Renata del suelo lastimada pero ilesa gracias al rápido rescate de su amiga búho nocturna. -Gracias por salvarme, Lucía -dijo Renata entre sollozos-. No sé qué habría hecho sin ti.

-La verdadera amistad siempre prevalece en momentos difíciles como este -respondió Lucía con cariño-. Juntas podemos superarlo todo. Desde ese día, la amistad entre Renata y Lucía se fortaleció aún más. Compartieron aventuras inolvidables surcando los cielos del bosque y protegiéndose mutuamente ante cualquier peligro que pudiera surgir.

Su historia se convirtió en leyenda entre todos los habitantes del bosque como un ejemplo vivo de cómo el valor y la lealtad pueden vencer cualquier adversidad cuando dos amigos verdaderos están juntos.

FIN.

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