Amistad en el Montseny



Una cálida tarde de otoño en el Montseny, el aire olía a hojas secas y a magia. Teo, un niño de diez años, estaba jugando en su jardín, construyendo un castillo de ramas y hojas. De repente, un rayo de luz iluminó el cielo y, ¡zas! , en un abrir y cerrar de ojos, apareció Thor, el poderoso dios del trueno.

"¿Dónde estoy?" - exclamó Thor, mientras trataba de entender cómo había llegado a ese lugar tan extraño. "¡Hola! ¿Sos Thor?" - preguntó Teo, con los ojos bien abiertos, casi sin poder creer lo que veía. "Sí, soy yo. Pero, por alguna razón, salí disparado de Asgard y terminé aquí en medio de tu jardín. ¿Puedo quedarme un rato?" - respondió Thor, sonriendo.

Teo no podía estar más emocionado. El héroe que había visto en las películas y leído en los cómics estaba justo ahí, en su casa. Decidió que debía presentarle a su papá.

"¡Papá! ¡Mirá quién vino a visitarnos!" - gritó Teo, corriendo hacia la casa. Su padre salió, un poco confundido al ver al famoso dios.

"Thor, el dios del trueno. Es un honor conocerte" - dijo su padre, creyendo que era parte de un juego. Thor le aconsejó que no lo tomara tan a la ligera y le mostró su famoso martillo, Mjolnir, que tampoco había perdido su poder en ese nuevo mundo.

Mientras tanto, Teo, con su típica curiosidad, preguntó: "¿Podés volar? ¡Eso sería genial!" - Thor se rió y dijo: "Sí, pero es más divertido construir cosas con mis manos. ¿Tienes algo en mente?" - Teo pensó en grande.

Al día siguiente, comenzaron a trabajar juntos. Usaron ramas, piedras y hojas para construir un gigantesco fuerte en el jardín. Thor le enseñó a Teo cómo ser valiente, a nunca rendirse y a hacer las cosas con dedicación. La amistad entre ellos floreció rápidamente, y Teo se daba cuenta de que Thor no solo era un guerrero, sino también un gran amigo.

Sin embargo, un día, mientras jugaban, Teo se dio cuenta de que algo no estaba bien. "Thor, me parece que no podés quedarte para siempre. ¿Y si te atrapás en este mundo?" - le dijo preocupado. Thor miró hacia el cielo y respondió: "Es cierto, amigo. Necesito volver a Asgard para cumplir con mis responsabilidades. Pero no te preocupes, siempre llevaré un pedacito de nuestra amistad en mi corazón."

La tristeza invadió a Teo, pero Thor le contó sobre la importancia de la despedida y cómo cada final también puede ser un nuevo comienzo.

"Teo, cada vez que uses tu imaginación, recordarás todos los momentos que compartimos. La verdadera amistad supera cualquier distancia" - le dijo Thor, sonriendo.

Con el tiempo, un arco iris apareció en el cielo, señalando que era hora de que Thor regresara a su mundo. Los dos amigos se abrazaron fuertemente. "¡Nunca olvidaré nuestras aventuras!" - gritó Teo.

Con un giro de su martillo, el dios del trueno elevó el vuelo, dejando tras de sí una estela de luz. Teo miró hacia el cielo, sintiendo que no solo había perdido un amigo, sino que también había aprendido sobre lo valioso que es compartir momentos.

A partir de aquel día, Teo se convirtió en un niño más audaz. Cada vez que veía una tormenta, sonreía, sabiendo que su amigo Thor estaba volando alto, protegiendo el mundo. Además, comenzó a construir castillos en su patio, recordando que la creatividad y la amistad pueden llevarnos a un viaje inolvidable, sin importar la distancia.

¡Y aunque Thor ya no estaba, su legado en el jardín del Montseny continuaba, junto con las historias que Teo iba a contarle a todos sobre aquel día mágico donde se hizo amigo del dios del trueno!

FIN.

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