Amistad Encantada
Había una vez en un reino lejano dos princesas muy especiales: Blancanieves y Cenicienta. Blancanieves vivía en un hermoso castillo rodeado de flores y animales cantarines, mientras que Cenicienta trabajaba duro en la casa de su madrastra y hermanastras.
Un día, Blancanieves decidió visitar a Cenicienta para conocerla mejor. Al llegar al humilde hogar de Cenicienta, se sorprendió al verla triste y cansada. "¡Hola, soy Blancanieves! ¿Cómo estás?", preguntó preocupada.
Cenicienta levantó la mirada y sonrió al ver a su nueva amiga. "Hola, estoy bien... solo un poco cansada de tanto trabajar". Blancanieves sintió compasión por Cenicienta y decidió ayudarla con las tareas del hogar.
Juntas limpiaron la casa cantando alegres canciones, haciendo que el trabajo fuera más llevadero. Al caer la noche, ambas princesas se sentaron frente a la chimenea para descansar. Fue entonces cuando apareció una hada madrina que les ofreció cumplir un deseo cada una.
Blancanieves pidió que Cenicienta pudiera ir al baile real que se celebraba esa noche, mientras que Cenicienta deseaba poder visitar el castillo encantado donde vivía Blancanieves.
El hada madrina concedió los deseos de las princesas y en un abrir y cerrar de ojos, Cenicienta estaba vestida con un hermoso vestido azul para ir al baile real, mientras que Blancanieves llevaba puesto un traje de campesina para poder acompañar a su amiga al castillo encantado.
Ambas princesas se despidieron emocionadas sabiendo que vivirían aventuras inolvidables esa noche. En el baile real, Cenicienta bailó felizmente con el príncipe mientras Blancanieves jugaba con los animales del bosque en el castillo encantado.
Al finalizar la noche mágica, las princesas regresaron a sus respectivos hogares con corazones llenos de alegría y amistad. Desde ese día en adelante, Blancanieves y Cenicienta siguieron siendo grandes amigas, recordando siempre aquella increíble experiencia juntas. Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Que viva la amistad entre princesas!
FIN.