Amistad mágica



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Romina. Era conocida por todos en el lugar por su belleza, alegría, inteligencia y creatividad.

A Romina le encantaba bailar al ritmo de la música, cantar con entusiasmo, pintar paisajes coloridos y crear cosas sorprendentes con sus manos.

Un día soleado mientras paseaba por el bosque cercano al pueblo, Romina se topó con algo que jamás había visto antes: ¡un unicornio mágico y volador! El unicornio se llamaba Shinny y tenía un pelaje blanco como la nieve, ojos brillantes como estrellas y un cuerno reluciente en su frente. - ¡Hola! Soy Shinny, el unicornio mágico -dijo el ser fantástico con voz dulce y melodiosa.

Romina no podía creer lo que veían sus ojos. Estaba emocionada y asombrada al mismo tiempo. - ¡Hola Shinny! Yo soy Romina. ¿Cómo es que puedo verte? -preguntó la niña con curiosidad.

- Solo aquellos con un corazón puro y valiente pueden ver a los unicornios como yo -respondió Shinny con una sonrisa cálida-. He estado esperando tu llegada para vivir grandes aventuras juntos. Desde ese día, Romina y Shinny se convirtieron en inseparables compañeros de travesías.

Juntos exploraron bosques encantados, escalaron montañas imponentes e incluso surcaron los cielos en las alas del unicornio volador. En cada aventura enfrentaban desafíos que ponían a prueba su valentía y determinación.

En una ocasión, mientras cruzaban un puente colgante sobre un río caudaloso, Romina sintió miedo a las alturas. Pero con el apoyo incondicional de Shinny logró superar su temor paso a paso hasta llegar al otro lado sana y salva.

- ¡Gracias por estar siempre a mi lado cuando más te necesito! -expresó Romina abrazando a su amigo unicornio. - Siempre estaré contigo para protegerte y ayudarte a vencer tus miedos -respondió Shinny cariñosamente.

En otra ocasión, se encontraron con una criatura malvada que intentaba sembrar discordia entre los habitantes del pueblo. Con astucia e ingenio lograron desbaratar los planes del villano demostrando que juntos eran invencibles.

Con el pasar del tiempo, Romina aprendió importantes lecciones sobre amistad verdadera, valentía ante los desafíos y perseverancia para alcanzar sus sueños. Junto a Shinny descubrió que no hay obstáculo imposible de superar cuando se tiene fe en uno mismo y se cuenta con el apoyo de quienes nos quieren de verdad.

Y así, entre risas compartidas bajo la luz de la luna y momentos de complicidad ante las adversidades, Romina y Shinny forjaron un vínculo indestructible basado en el amor sincero y la confianza mutua.

Juntos demostraron que la magia existe en cada uno de nosotros cuando abrimos nuestro corazón a nuevas experiencias llenas de aprendizaje e ilusión. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero la amistad entre Romina y Shinny seguirá brillando eternamente como las estrellas en el cielo nocturno.

FIN.

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