Amor a la distancia


Había una vez un chico llamado Gabriel, quien siempre se sentía solo y triste. Vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. A pesar de tener amigos, a veces sentía que nadie lo entendía realmente.

Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, vio a una chica sentada en un banco leyendo un libro. Era Guada, una nueva habitante del pueblo que acababa de mudarse con su familia.

Gabriel sintió curiosidad por ella y decidió acercarse para saludarla. Al principio estaba nervioso, pero pronto se dio cuenta de que Guada era muy amable y simpática. Hablaron durante horas sobre sus intereses y aficiones.

Desde ese día, Gabriel comenzó a pasar más tiempo con Guada. Descubrió que compartían muchos gustos e intereses en común. Juntos iban al cine, al parque o simplemente paseaban por las calles del pueblo. Cada vez que estaban juntos, Gabriel se sentía feliz y lleno de energía.

Pero también había momentos en los que se ponía triste o preocupado por cosas sin importancia. Guada notaba esos cambios en su amigo y le preguntaba qué le pasaba.

Gabriel no sabía cómo explicarlo bien, pero le contó sobre sus miedos e inseguridades. "A veces siento como si no tuviera nada importante que ofrecerle al mundo", dijo Gabriel con tristeza. "No digas eso", respondió Guada con ternura. "Tú eres especial tal como eres".

Con el tiempo, la amistad entre Gabriel y Guada se convirtió en algo más profundo: amor. Pero justo cuando pensaban que todo iba bien, algo inesperado sucedió. La familia de Guada tuvo que mudarse a otra ciudad debido al trabajo de sus padres.

Gabriel estaba devastado. No quería perder a Guada, pero sabía que ella no podía quedarse. "¿Qué voy a hacer sin ti?", preguntó Gabriel con lágrimas en los ojos. "No te preocupes", dijo Guada sonriendo.

"Siempre estaremos juntos en nuestros corazones". Y así fue. A pesar de la distancia, Gabriel y Guada mantuvieron su amor vivo mediante cartas, llamadas y mensajes por internet.

Con el tiempo, Gabriel se dio cuenta de que el amor verdadero no depende del lugar o del tiempo. Lo importante es tener alguien especial en quien confiar y compartir momentos felices. Gracias a Guada, Gabriel aprendió a valorarse más a sí mismo y a ser más positivo ante los desafíos de la vida.

Y aunque extrañaba mucho a su amada, sabía que algún día volverían a verse y vivirían juntos una hermosa historia de amor.

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