Amor en el aire
Había una vez, en un pequeño colegio de Argentina, dos jóvenes llamados Maria y Mateo. Ambos eran muy buenos amigos y se veían todos los días en el recreo.
Pero aunque sentían algo especial el uno por el otro, ninguno se atrevía a confesarlo. Maria era una niña muy talentosa para la música. Tocaba el piano como nadie y siempre se destacaba en los concursos escolares.
Mateo, por su parte, era un chico deportista y amante del fútbol. Jugaba como arquero en el equipo del colegio y siempre defendía con pasión su portería.
Un día, durante una clase de música, Maria estaba tocando una hermosa melodía en el piano cuando Mateo entró al salón sin darse cuenta de que había comenzado la lección. Al escuchar la música, quedó asombrado por la habilidad de Maria y no pudo evitar acercarse al piano para escucharla mejor.
- ¡Maria! No sabía que tocabas tan bien - exclamó Mateo sorprendido. Maria sonrió tímidamente mientras continuaba tocando las teclas del piano. Aunque le gustaba que Mateo apreciara su talento musical, no encontraba las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos hacia él. - Gracias, Mateo.
Siempre he amado tocar el piano - respondió ella con voz suave. Mateo se sentó junto a ella y comenzaron a hablar sobre sus pasiones e intereses compartidos.
Descubrieron que ambos disfrutaban mucho del arte y soñaban con algún día trabajar juntos en proyectos creativos. A medida que pasaban los días, Maria y Mateo seguían pasando tiempo juntos en el recreo, pero ninguno se atrevía a dar el siguiente paso.
Ambos sentían mariposas en el estómago cada vez que se veían, pero temían arruinar su amistad si confesaban sus sentimientos. Un día, durante un partido de fútbol del colegio, Mateo estaba jugando como arquero y Maria lo observaba desde las gradas.
De repente, un jugador del equipo contrario pateó fuertemente hacia la portería de Mateo, pero él saltó valientemente y logró atrapar la pelota en el aire. Maria quedó impresionada por la destreza y valentía de Mateo.
Sintió una gran admiración por él y decidió que era hora de enfrentar sus miedos y confesarle lo que sentía. Después del partido, Maria encontró a Mateo solo en el patio del colegio. Con timidez, decidió acercarse a él. - Oye Mateo...
hay algo importante que quiero decirte - dijo ella nerviosa. Mateo la miró con curiosidad e invitándola a continuar con un gesto. - Desde hace mucho tiempo siento algo especial cuando estoy contigo. Eres alguien muy valiente y talentoso.
Me haces sentir feliz - confesó Maria con voz temblorosa. Mateo sonrió ampliamente al escuchar las palabras de Maria. Había estado esperando ese momento durante mucho tiempo. - Maria, yo también siento algo especial por ti.
Eres una persona increíblemente talentosa y me haces sentir completo cuando estamos juntos - respondió emocionado. Ambos jóvenes se abrazaron felices sabiendo que habían superado sus miedos y que ahora podían disfrutar de su amor sin temor a perder su amistad.
A partir de ese día, Maria y Mateo se convirtieron en una pareja inseparable. Compartieron risas, aventuras y sueños juntos. Continuaron apoyándose mutuamente en sus pasiones y siempre recordaron la importancia de la comunicación abierta y sincera.
Y así, Maria y Mateo aprendieron que no hay nada más valioso que ser honestos con nuestros sentimientos. Aprendieron a confiar el uno en el otro y a nunca tener miedo de expresar lo que realmente sienten.
Juntos, descubrieron que el amor verdadero es un regalo maravilloso y que vale la pena luchar por él. Y vivieron felices para siempre, siendo un ejemplo inspirador para todos aquellos que aún no se atreven a confesar sus sentimientos hacia alguien especial en sus vidas.
FIN.