Amor en la escuela


En una pequeña escuela en el corazón de la ciudad, había un grupo de niños muy traviesos y juguetones. Entre ellos se destacaba Martín, un niño simpático y alegre, pero algo tímido. Un día, llegó una nueva alumna a la escuela, se llamaba Ana, y desde el primer momento que Martín la vio, se quedó sin palabras. Ana tenía una sonrisa radiante y unos ojos brillantes que hipnotizaron a Martín. Desde ese día, Martín no podía dejar de pensar en Ana.

Martín y Ana coincidían en muchas clases, pero Martín no encontraba el valor para hablarle. Una tarde, durante el recreo, Martín estaba sentado en soledad en un rincón del patio cuando Ana se acercó a él.

- Hola, ¿por qué siempre estás solo? - preguntó Ana con curiosidad.

Martín se ruborizó y apenas pudo balbucear un saludo. Sin embargo, con el tiempo, Martín y Ana se fueron haciendo amigos y compartían risas y juegos en el patio de la escuela.

Un día, la maestra anunció una actividad en la que los niños debían formar grupos para resolver un desafío matemático. Martín y Ana decidieron formar un equipo. Juntos, resolvieron los problemas y se dieron cuenta de que eran un gran equipo.

El tiempo pasó y Martín y Ana se convirtieron en grandes amigos. Compartían secretos, ayudaban el uno al otro en los estudios y, sobre todo, se divertían juntos. Un día, Martín reunió coraje y le confesó a Ana lo que sentía desde el primer día que la vio. Para su sorpresa, Ana también sentía lo mismo por él.

Así, Martín y Ana descubrieron que el amor verdadero puede nacer en cualquier lugar, incluso en la escuela. Aprendieron que la amistad es la base de cualquier relación y que el valor y la honestidad son fundamentales para expresar lo que sentimos hacia los demás.

Y colorín colorado, este cuento de amor en la escuela ha terminado, pero la amistad y el amor de Martín y Ana seguirá creciendo día a día en cada rincón de la escuela.

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