Amor en plumas


Había una vez una pareja llamada Rocio y Marcelo, quienes se querían mucho. Vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas y naturaleza.

Un día, mientras caminaban por el bosque, Rocio y Marcelo se miraron a los ojos y sintieron algo diferente. Ambos se dieron cuenta que tenían ganas de algo más que solo abrazarse. "Rocio, ¿te gustaría dar un paseo por el lago?" - preguntó Marcelo con una sonrisa nerviosa.

"¡Por supuesto! Me encantaría" - respondió Rocio emocionada. Mientras caminaban hacia el lago, ambos pensaban en lo mismo: querían expresar su amor de otra manera. Pero también estaban preocupados porque no sabían cómo hacerlo sin lastimarse mutuamente.

Finalmente llegaron al lago y se sentaron en la orilla del agua. Mirando fijamente el horizonte, Rocio tomó la mano de Marcelo y le dijo:"Marcelo, sé que nos amamos mucho pero también sé que hay algo más entre nosotros.

"Marcelo asintió con la cabeza mientras seguía sosteniendo su mano. "Me encantaría explorar esa parte de nuestra relación contigo", continuó Rocio con voz suave y temblorosa. "Yo también quiero hacerlo", respondió Marcelo con seguridad pero sin soltar su mano.

De repente, escucharon un ruido detrás de ellos. Era un patito que había perdido a su madre y estaba buscando refugio junto a ellos. La pareja lo adoptó como mascota temporalmente para ayudarlo a encontrar a su familia.

Juntos cuidaron al patito y lo alimentaron, mientras se conocían más profundamente. Descubrieron que tenían gustos similares y deseos comunes. El patito finalmente encontró a su familia y la pareja se despidió de él con una gran sonrisa en sus rostros.

"Creo que ese patito nos mostró el camino para descubrir nuestra relación", dijo Rocio con una sonrisa. Marcelo tomó su mano de nuevo y le respondió: "Sí, gracias por ser mi mejor amiga".

Desde entonces, Rocio y Marcelo exploraron su amor de muchas maneras diferentes. Aprendieron a comunicarse abierta y honestamente sobre sus necesidades y deseos, sin juzgarse mutuamente.

Se dieron cuenta que el amor es mucho más que solo abrazarse o besarse, sino también compartir experiencias juntos como amigos. Y así vivieron felices para siempre en su pequeño pueblo rodeado de montañas y naturaleza.

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