Amor en Secreto
En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, dos jóvenes, Tomás y Lucas, compartían una profunda amistad desde la infancia. Siempre habían estado juntos, descubriendo el mundo y disfrutando de momentos divertidos. Sin embargo, a medida que fueron creciendo, Tomás comenzó a sentir algo más por Lucas, un tipo de amor que lo hacía sentir mariposas en el estómago. Pero había un problema: en el pueblo, algunos decían que no estaba bien que dos chicos estuvieran juntos.
Un día, bajo el viejo sauce cerca del lago, Tomás decidió confesar sus sentimientos a Lucas.
"Lucas, hay algo que necesito contarte..." dijo Tomás, nervioso.
"¿Qué pasa, Tomi? Sabes que me puedes contar cualquier cosa" respondió Lucas, mirando a su amigo con curiosidad.
"Me gusta... me gusta ser más que amigos. Me gustás vos."
Lucas se quedó en silencio, sus ojos brillaban de sorpresa. Después de un momento, sonrió suavemente.
"Yo también siento lo mismo, Tomi. Nunca supe cómo decírtelo. Estoy feliz de que me lo digas."
Aliviados y llenos de alegría, ambos comenzaron a encontrarse en secreto, lejos de las miradas del pueblo. Se conocían mejor que nadie y deseaban vivir su amor sin miedo y a escondidas. Esos encuentros se convertían en mágicas tardes llenas de risas, abrazos y, por supuesto, muchos besos.
Una tarde, mientras estaban en el bosque, rodeados de flores, un grupo de chicos del pueblo los vio. Eran sus compañeros de escuela, y comenzaron a reírse.
"¡Mirá, ahí van los dos novios!" gritó uno de ellos entre risas.
Tomás y Lucas se sintieron avergonzados y decidieron irse corriendo.
"No entiendo por qué no pueden aceptar lo que sentimos..." dijo Tomás, con tristeza.
"No te preocupes, Tomi. A veces la gente simplemente no entiende, pero lo importante es que nosotros sabemos lo que sentimos" respondió Lucas, dándole un abrazo reconfortante.
Los días pasaron y la situación se volvió cada vez más difícil. Algunos de sus amigos dejaron de hablarles, y el pueblo se llenó de murmullos. Tomás y Lucas se sintieron solos, pero estaban determinados a preservar su amor. Así que decidieron organizar una pequeña reunión en el bosque, invitando solo a quienes realmente les interesaba.
"Vamos a invitar a los que sabemos que son buenos amigos. Ellos merecen saber la verdad" propuso Lucas.
"Sí, eso es lo correcto. No podemos vivir en las sombras." refutó Tomás, tomando valentía.
El día de la reunión, invitaron a sus amigos más cercanos y compartieron su amor. Les dijeron que, aunque eran dos chicos, su amor era igual de valioso que cualquier otro.
"Nos amamos, y eso es lo que importa. Queremos ser honestos con ustedes.
Cada uno se merece ser amado por lo que es" dijo Tomás.
Los amigos, sorprendidos al principio, comenzaron a comprender. Uno de ellos, Sofía, tomó la palabra.
"Chicos, siempre los voy a apoyar. El amor es amor, independientemente de los géneros."
Poco a poco, los demás se sumaron a las palabras de aliento y aceptación.
"¡Estamos con ustedes!"
Esa noche, Tomás y Lucas volvieron a encontrarse en el viejo sauce.
"Nunca pensé que lo contaríamos y que algunos nos apoyarían" dijo Tomás, sonriendo.
"Me siento tan aliviado, Tomi. Tal vez lo que sentimos puede inspirar a otros a ser valientes y vivir su verdad" respondió Lucas.
Días después, los rumores en el pueblo comenzaron a cambiar. Algunos se dieron cuenta de que la diversidad es hermosa y que el amor puede fluir en todos sus colores. Poco a poco, el pueblo de Arcoíris se transformó en un lugar más acogedor para todos.
Tomás y Lucas dejaron de esconderse y aprendieron que lo importante no es lo que otros piensan, sino vivir su amor libremente. Cada vez que se encontraban, compartían besos y abrazos, pero ahora también sonrisas con confianza.
"Gracias por amarme así, Lucas" dijo Tomás, mientras el sol se ponía en el horizonte.
"Gracias a vos, Tomás. Juntos somos invencibles."
Y así, los dos chicos comprendieron que el amor siempre encontrará la manera de brillar, sin importar los obstáculos. Juntos demostraron que la valentía de amar es lo que realmente cuenta, y que, al final del día, lo que importa es ser felices, sin esconderse jamás.
FIN.