Amor en Tiempos de Caballeros
En un lejano reino medieval, vivía una chica llamada Inés, con cabellos dorados y una sonrisa brillante que iluminaba los días más oscuros. Inés soñaba con aventuras y con el valor de quienes luchaban por lo que más amaban. Pero su mundo cambió cuando conoció a Sebastián, un valiente soldado con un corazón noble y una mirada llena de sueños.
Inés y Sebastián se encontraron un día en el mercado del pueblo. Ella vendía flores que había recogido del bosque, y él pasaba por allí haciendo su ronda.
"¿Qué flores son estas que tan bello perfume tienen?" - preguntó Sebastián, mientras tomaba delicadamente una flor entre sus dedos.
"Son flores del campo, vienen con la fragancia de la libertad" - respondió Inés, sonrojándose.
Desde ese día, se encontraron a menudo y su amistad floreció en algo más profundo. Sin embargo, la felicidad de Inés no duró mucho. Sus padres, nobles del reino, querían que se casara con alguien de su estatus, un príncipe o un noble, pero jamás con un soldado.
"Inés, un noble es lo que necesitas. Los soldados son solo hombres de paso, sin futuro", le decía su madre cada día.
Inés, triste pero decidida, intentó seguir la voluntad de sus padres. Sabía que debía dejar de ver a Sebastián, pero, por dentro, su corazón latía más fuerte cada vez que pensaba en él.
Pasaron los años y la presión fue creciendo. Inés se comprometió con un joven noble, pero cada noche, al mirar las estrellas, su corazón añoraba la risa de Sebastián.
Un día, mientras preparaba su vestido de novia, Inés tuvo una revelación.
"Algunas cosas no tienen precio, como el amor verdadero" - se dijo a sí misma.
Con el corazón palpitante, decidió hacer algo inesperado. Esa misma noche, se escapó del castillo y encontró a Sebastián en el campo, donde siempre se encontraban.
"Sebastián, he tomado una decisión. No puedo sino seguir a donde me lleva mi corazón" - exclamó Inés, con lágrimas de felicidad.
"Inés, ¿estás dispuesta a dejarlo todo por mí?" - preguntó Sebastián, sorprendido.
"Sí, por ti lo dejo todo" - respondió Inés con confianza.
Juntos, planearon una nueva vida lejos del castillo, donde podrían ser libres y vivir su amor sin ataduras. Sin embargo, no fue fácil. Los padres de Inés enviaron a sus hombres a buscarla.
"¿Cómo podríamos ser felices si nos persiguen todo el tiempo?" - se preguntó Sebastián.
"¿Por qué no pensamos en algo inteligente?" - sugirió Inés.
Ambos idearon un plan. Se disfrazarían y se unirían a una feria cercana. Así, mientras buscaban refugio, se dieron cuenta de que el amor es más fuerte que cualquier miedo.
Después de días de incertidumbre, sus padres, al ver la valentía de su hija, comprendieron que el amor era algo que no podían controlar. Una tarde, decidieron buscarla y pronto la encontraron en la feria, donde danzaba junto a Sebastián.
"Inés, ¿es esto lo que quieres?" - preguntó su padre, confundido.
"Sí, padre. Sebastián me hace feliz, y no hay precio para eso" - respondió ella, con desafío y amor.
Los padres de Inés, viendo su luz y felicidad, entendieron que su hija había encontrado su verdadero camino.
"Si así es como te sientes, entonces te apoyaremos" - admitió su madre con una sonrisa.
Así, Inés y Sebastián pudieron vivir su amor sin ataduras. A partir de ese instante, el reino aprendió que la verdadera nobleza se mide por el amor y la felicidad que entregamos a quienes amamos.
Inés se convirtió en un ejemplo de valentía al seguir su corazón, y desde entonces, siempre recordaron que el amor vale más que cualquier título. Siempre que miraban las estrellas, sabían que eran ellos quienes habían conquistado el cielo.
FIN.