Amor en Valle Verde



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Valle Verde, donde vivía una joven campesina llamada María. Ella era conocida por su dulzura y su amor por los animales que cuidaba en la granja de su familia.

María pasaba sus días rodeada de campos verdes, cantando alegremente mientras alimentaba a las gallinas y acariciaba a las ovejas. Un día soleado, mientras recogía flores silvestres cerca del río, María escuchó el sonido de cascos de caballos acercándose.

Al mirar hacia arriba, vio a un apuesto joven montado en un elegante caballo blanco. Era Alejandro, un hombre de la ciudad que había llegado al pueblo por negocios.

María se sintió intimidada por la presencia de Alejandro al principio, ya que él lucía tan diferente a todo lo que ella conocía. Sin embargo, pronto descubrió que detrás de su aspecto sofisticado se escondía un corazón amable y curioso. - Hola, soy Alejandro -dijo con una sonrisa gentil-.

¿Cómo te llamas? - Soy María -respondió tímidamente la joven campesina. A pesar de sus diferencias sociales y culturales, María y Alejandro comenzaron a pasar tiempo juntos.

Él le enseñaba sobre el mundo fuera del pueblo, mientras ella compartía con él la belleza y tranquilidad de la vida en el campo. Un día, mientras paseaban por los campos dorados al atardecer, María le mostró a Alejandro un nido de pájaros que había descubierto entre los árboles.

- Es increíble cómo estos pequeños seres pueden construir algo tan hermoso -comentó Alejandro admirado. - Sí -asintió María-, todos tenemos la capacidad de crear belleza en el mundo si nos lo proponemos.

Con el paso del tiempo, la amistad entre María y Alejandro se convirtió en algo más profundo. A pesar de las dudas y críticas de algunos habitantes del pueblo debido a sus diferencias sociales, la pareja siguió adelante con valentía y determinación.

Un día, durante la feria anual del pueblo, Alejandro sorprendió a María llevándola al centro del baile para bailar juntos frente a todos. La gente los observaba con asombro y admiración al ver lo felices que eran juntos.

Finalmente, llegó el momento en que Alejandro tuvo que regresar a la ciudad por asuntos laborales. Antes de partir, se detuvo frente a María con una expresión seria en su rostro.

- Maria querida -dijo con ternura-, ¿te gustaría venir conmigo? Quiero compartir mi vida contigo más allá de este pueblo. María quedó sin palabras ante esta propuesta inesperada. Su corazón latía fuerte mientras reflexionaba sobre lo mucho que había aprendido junto a Alejandro y lo feliz que era cuando estaban juntos.

Después de unos momentos eternos para ambos, finalmente respondió:- Sí... sí quiero ir contigo. Y así fue como María dejó atrás su vida familiar en Valle Verde para embarcarse en una nueva aventura junto a Alejandro.

Juntos descubrieron un mundo lleno de posibilidades donde el amor verdadero supera cualquier barrera social o cultural.

FIN.

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