Amor entre especies



Había una vez en la selva un mono muy travieso y divertido llamado Milongo.

A Milongo le encantaba pasar sus días saltando de árbol en árbol, jugando con sus amigos monos y comiendo gusanos deliciosos que encontraba bajo las hojas. Un día, mientras buscaba su comida favorita, se encontró con una majestuosa ave de largas patas y cuello, un avestruz llamado Olivia.

Milongo quedó impresionado por la elegancia y belleza de Olivia, quien caminaba con gracia por la pradera. Desde ese momento, el corazón de Milongo latió más fuerte cada vez que veía a Olivia. Estaba tan enamorado que decidió acercarse a ella y demostrarle su cariño, aunque sabía que eran muy diferentes. "Hola Olivia, soy Milongo.

Me encanta verte pasear por la pradera con tanta elegancia", dijo tímidamente el mono loco. Olivia miró al mono con curiosidad y simpatía.

A pesar de ser tan distintos en apariencia, pronto descubrieron que tenían muchas cosas en común: les gustaba explorar la naturaleza juntos, cantar al atardecer y reírse de las travesuras de los otros animales del bosque. Sin embargo, no todos estaban contentos con esta amistad inusual.

El león Rugoso, el rey de la selva, no veía con buenos ojos la relación entre el mono y el avestruz. Él creía que los animales debían permanecer dentro de sus propios grupos y no mezclarse con especies diferentes.

"¡No permitiré que un mono loco como tú se acerque a mi querida Olivia! ¡Ella merece alguien mejor!", rugió el león Rugoso amenazante. Pero Milongo no se dio por vencido tan fácilmente.

Con valentía y determinación, buscó la manera de demostrarle al león Rugoso que el amor verdadero va más allá de las diferencias externas. Decidió organizar un gran espectáculo en honor a Olivia para mostrarle lo especial que era para él.

El día del evento llegó y todos los animales del bosque se reunieron para presenciar las increíbles acrobacias y canciones preparadas por Milongo. La alegría y emoción llenaban el aire mientras Olivia observaba maravillada todo lo que su amigo había hecho por ella.

Al final del espectáculo, el león Rugoso se acercó a Milongo visiblemente impresionado. "Me equivoqué al juzgarte sin conocerte realmente. Has demostrado tener un corazón noble y valiente digno del amor de Olivia", admitió humildemente.

Y así fue como el mono loco que come gusanos conquistó el corazón del avestruz majestuoso en una historia llena de amor, amistad y respeto mutuo.

Desde entonces, Milongo y Olivia siguieron compartiendo aventuras juntos en la selva enseñándole a todos los demás animales que las diferencias no importan cuando hay verdadero cariño involucrado.

FIN.

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