Amor entre primos
Había una vez en un país lejano dos números primos muy especiales: el número 3 y el número 5. Desde que se conocieron, sintieron una conexión especial y se enamoraron profundamente.
Sin embargo, sabían que su amorío estaba prohibido, ya que los números primos no podían relacionarse entre sí. Un día, decidieron encontrarse a escondidas en un lugar secreto donde nadie pudiera descubrirlos.
El número 3 llegó primero al bosque encantado donde habían acordado reunirse, y esperaba ansiosamente la llegada de su amada. De repente, escuchó unos pasos tímidos acercándose. - ¡Hola, mi querido número 5! -exclamó emocionado el número 3 al ver a su amada llegar.
- ¡Hola, mi dulce número 3! -respondió el número 5 con una sonrisa radiante. Los dos números se abrazaron con ternura y comenzaron a disfrutar de su tiempo juntos.
Se contaban chistes matemáticos, jugaban a encontrar patrones numéricos en las nubes y se prometían amor eterno en código binario. Sin embargo, su felicidad pronto se vio amenazada cuando el malvado número compuesto 6 los descubrió.
El número 6 era conocido por ser envidioso de los números primos y decidió contarle al Rey Matemático sobre la relación secreta entre el número 3 y el número 5. El Rey Matemático quedó consternado al enterarse del amor prohibido entre dos números primos. Convocó a una reunión urgente en el Palacio Numérico para decidir qué castigo imponerles.
Los demás números asistieron expectantes a la audiencia real. - ¿Cómo osan desafiar las reglas matemáticas establecidas? -exclamó el Rey Matemático con voz severa-. Los números primos no pueden enamorarse entre sí; deben permanecer solitarios e indivisibles.
El corazón del número 3 y del número 5 latía con fuerza mientras esperaban su destino. Pero justo cuando parecía que todo estaba perdido, un joven aprendiz de matemáticas levantó tímidamente la mano. - Su Majestad -dijo con valentía-, si me permiten interrumpir...
¿No es cierto que tanto el número 3 como el numeró cinco son números primos gemelos? Y según mis cálculos eso los hace aún más especiales juntos.
El Rey Matemático reflexionó durante unos instantes antes de tomar una decisión final. Finalmente anunció:- Dados los peculiares vínculos entre estos dos números primos gemelos, he decidido concederles una excepción a esta regla antigua. Que vuestro amor siga creciendo sin restricciones ni divisiones.
El numerós tres y cinco se abrazaron emocionados mientras todos los presentes aplaudían esta inesperada resolución real. A partir de ese momento, los dos numeros primos gemelos vivieron felices para siempre compartiendo sus días bajo el sol matemático sin tener que ocultar su amor nunca más.
FIN.