Amor que vence el miedo


había notado la tristeza en los ojos de Andre y decidió ayudarlo. Una tarde, mientras preparaban juntos la merienda, ella le preguntó suavemente:- ¿Qué te pasa, mi amor? Veo que estás preocupado.

Andre suspiró y miró a su madre con tristeza en sus ojos. "Es que extraño tener un amigo como aquel que tuve en la escuela primaria. No logro hacer amigos nuevos porque tengo miedo de ser rechazado", confesó.

Su madre lo abrazó con ternura y le dijo: "Andre, entiendo cómo te sientes. Pero recuerda que eres una persona maravillosa y tienes mucho amor para dar. No tengas miedo de mostrarte tal como eres".

Aquella noche, antes de dormir, Andre pensaba en las palabras de su madre. Se propuso intentar hacer amigos nuevamente, sin miedos ni prejuicios. Al día siguiente, en el colegio, se acercó a un grupo de niños que estaban jugando en el recreo. - Hola, soy Andre.

¿Puedo jugar con ustedes? -preguntó tímidamente. Los niños lo miraron sorprendidos al principio, pero luego asintieron con una sonrisa. Durante ese recreo, Andre descubrió que tenía cosas en común con esos chicos y se divirtió mucho jugando con ellos.

A medida que pasaban los días, Andre fue ganando confianza y haciendo nuevos amigos. Descubrió que ser él mismo era suficiente para ser querido por los demás.

Y aunque ninguno era igual al amigo de la infancia del cual tanto recordaba, cada uno traía consigo nuevas experiencias y alegrías.

Un día, durante una tarde soleada en el parque junto a sus nuevos amigos, Andre reflexionaba sobre lo aprendido: no hay dos amistades iguales; cada una es especial a su manera y todas merecen ser valoradas.

Cuando llegó la noche y regresó a casa feliz después de un día lleno de risas y juegos junto a sus amigos, su madre lo abrazó tiernamente y le dijo: "Estoy orgullosa de ti por haber superado tus miedos e intentado hacer nuevos amigos".

Y así, entre abrazos cálidos y sonrisas sinceras, Andre comprendió que el verdadero valor de la amistad estaba en abrirse al mundo sin temor a ser herido; porque solo así se podían encontrar tesoros invaluables en forma de compañeros dispuestos a compartir momentos felices juntos.

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