Amor sin fronteras



Había una vez un niño llamado Santiago, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y prados verdes. Santiago era un niño muy amoroso y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Un día, mientras jugaba en el parque, vio a una niña llamada Angi. Era nueva en el pueblo y parecía estar triste. Santiago se acercó lentamente y le preguntó:"Hola, ¿estás bien? Pareces triste.

"Angi levantó la mirada con lágrimas en los ojos y respondió:"Sí, estoy bien... solo me siento un poco sola. "Santiago sonrió amablemente y dijo:"No te preocupes, yo puedo ser tu amigo. ¡Y prometo darte mucho amor!"Desde ese día, Santiago y Angi se volvieron inseparables.

Juntos exploraban el bosque cercano, construían fuertes de mantas en el jardín trasero e inventaban historias fantásticas para contar antes de dormir. Pero algo extraño comenzó a sucederle a Angi.

Cada vez que Santiago le mostraba su cariño, ella se alejaba cada vez más. Aunque no entendía por qué Angi reaccionaba así, Santiago no dejó que eso lo desanimara. Un día, mientras caminaban por el río cerca del pueblo, escucharon un ruido proveniente del agua.

Al acercarse para investigar, encontraron a un pequeño patito atrapado entre unas ramas. Santiago rápidamente extendió su mano para salvar al patito y sin pensarlo dos veces lo abrazó con ternura. "¡Mira Angi, encontramos a este patito! Estaba en problemas y necesitaba nuestro amor.

"Angi se acercó tímidamente y observó cómo Santiago acariciaba suavemente al patito. Poco a poco, una sonrisa comenzó a formarse en el rostro de Angi. "Santiago, creo que entiendo por qué te gusta tanto amar.

No es solo para recibirlo, sino también para darlo a quienes más lo necesitan. "Santiago asintió emocionado y respondió:"Exactamente, Angi. El amor es como un regalo mágico que podemos darle a los demás.

Y cuanto más lo damos, más grande y fuerte se vuelve. "A partir de ese día, Santiago y Angi descubrieron juntos la alegría de compartir el amor con todos los seres vivos que los rodeaban.

Ayudaron a cuidar del parque plantando flores hermosas, visitaron un hogar de ancianos donde compartieron risas y abrazos con las personas mayores, e incluso organizaron una colecta de alimentos para ayudar a las familias necesitadas del pueblo.

La noticia sobre las buenas acciones de Santiago y Angi se extendió rápidamente por todo el pueblo. La gente estaba maravillada por su generosidad y comenzaron a seguir su ejemplo.

Con el tiempo, Santiago y Angi se dieron cuenta de que el verdadero poder del amor radica en compartirlo con los demás sin esperar nada a cambio. Aprendieron que cada pequeño gesto puede hacer una gran diferencia en la vida de alguien. Y así fue como Santiago enseñó al mundo la importancia de amar sin límites ni condiciones.

Su historia inspiró a muchas personas a ser más amorosas y generosas, creando un pueblo lleno de bondad y felicidad. Y colorín colorado, esta historia de amor ha terminado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!