Amor y Naturaleza



Había una vez una niña llamada Naty que vivía en la gran ciudad.

Un día, sus papás le contaron que iban a hacer un viaje muy especial al pueblo donde nacieron ellos, donde también vivían sus abuelitos, tíos y primitos. Naty estaba emocionada por conocer ese lugar tan importante para su familia. Al llegar al pueblo, Naty se sorprendió por lo lindo que era: lleno de árboles verdes, casitas de colores y calles empedradas.

Sus abuelitos la estaban esperando con los brazos abiertos y mucha alegría. También estaban sus tíos y primitos, listos para jugar y divertirse juntos. "¡Naty! ¡Qué alegría verte!" -dijo su abuelita dándole un fuerte abrazo.

"¡Hola abuelita! ¡Estoy feliz de estar aquí!" -respondió Naty con una gran sonrisa. Durante los días siguientes, Naty descubrió muchas cosas nuevas en el pueblo.

Jugó en el parque con sus primos, ayudó a regar las plantas en el jardín con su abuelito y cocinó galletitas con su tía. Cada momento era especial y lleno de amor. Un día, mientras paseaban por el campo, Naty vio un árbol muy alto y frondoso. "¿Qué árbol es ese?" -preguntó curiosa.

Su abuelito le explicó que era un viejo almendro que llevaba muchos años allí. "Las almendras son deliciosas" -añadió su tío. Naty decidió subir al árbol para reagarrar algunas almendras.

Fue todo un desafío llegar a las ramas más altas, pero con valentía lo logró. De repente, escucharon un ruido extraño cerca del almendro. Era un pajarito atrapado entre las ramas. "¡Pobrecito! Necesita ayuda" -exclamó Naty preocupada. Con cuidado, lograron liberar al pajarito y este salió volando felizmente hacia el cielo azul.

Esa noche, todos se reunieron alrededor de la mesa para cenar juntos. Naty miraba a su familia con cariño y gratitud por esos momentos compartidos. "Gracias por traerme a este hermoso lugar" -dijo emocionada-.

"Aprendí que cada ser vivo merece nuestro cuidado y respeto". Sus abuelitos sonrieron orgullosos mientras todos aplaudían a Naty por su valentía y bondad.

Desde entonces, cada vez que recordaba aquel viaje al pueblo de sus padres, Naty sabía que había descubierto algo muy importante: el amor familiar y el respeto por la naturaleza eran los tesoros más valiosos que podía llevar siempre consigo en su corazón.

Y así fue como aquella experiencia se convirtió en un bello recuerdo lleno de enseñanzas para toda la vida. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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