An Intergalactic Journey
Había una vez un niño llamado Tomás que siempre soñaba con viajar por el universo.
Desde muy pequeño, le fascinaban las estrellas y los planetas, y pasaba horas mirando al cielo nocturno imaginando todas las aventuras que podría vivir en el espacio. Un día, mientras jugaba en su habitación, Tomás encontró un extraño libro entre sus juguetes. Era un libro antiguo con dibujos de naves espaciales y extraterrestres.
Al abrirlo, una luz brillante lo envolvió y se encontró flotando en el espacio. Tomás no podía creerlo. ¡Estaba viajando por el universo! Se maravilló al ver planetas de colores brillantes y lunas gigantes que parecían hechas de queso.
Pero entonces se dio cuenta de algo: estaba solo. -¡Hola! ¿Hay alguien ahí? -gritó Tomás esperanzado. De repente, apareció una pequeña criatura verde con ojos grandes y orejas puntiagudas. Era un extraterrestre amigable llamado Zog. -Hola, soy Zog -dijo la criatura-.
¿Estás perdido? -Sí, estoy solo en este vasto universo -respondió Tomás con tristeza-. Me encantaría tener a mi familia aquí conmigo. Zog sonrió y dijo:-No te preocupes, puedo ayudarte a encontrar a tu familia. Pero primero debemos buscar pistas en otros planetas.
Juntos emprendieron un increíble viaje visitando diferentes planetas llenos de vida alienígena increíblemente divertida. En cada planeta encontraron nuevas pistas sobre el paradero de la familia de Tomás.
En el planeta Zorg, conocieron a los Zorgianos, unas criaturas peludas con seis patas y tres ojos. Les contaron que habían visto una nave espacial similar a la de la familia de Tomás en el planeta vecino, Gluglug. Sin perder tiempo, Tomás y Zog se dirigieron a Gluglug.
Allí encontraron un grupo de animales parlantes que también estaban buscando a sus familias perdidas. Había un elefante llamado Tronco, un león llamado Rugido y una jirafa llamada Larga.
-Rugido -dijo Tronco-, ¿has visto alguna nave espacial por aquí? -Sí -respondió Rugido-. La vi volar hacia el planeta Saltarín hace unos días. Tomás estaba emocionado. ¡Estaba cada vez más cerca de encontrar a su familia! Juntos, continuaron su viaje hacia Saltarín.
En Saltarín descubrieron un pueblo lleno de niños alienígenas jugando en las calles. Entre ellos estaba Marta, la hermana pequeña de Tomás. -¡Marta! -gritó Tomás emocionado-. ¡Te he encontrado! Los dos hermanos se abrazaron mientras todos los demás niños alienígenas celebraban su reunión familiar.
Pero aún faltaba alguien muy importante: sus padres. Decidieron preguntarle al Alcalde Saltarino si había visto alguna nave espacial recientemente. El Alcalde les dijo que una nave había sido avistada en el Planeta Aventura Extrema.
Llenos de esperanza, Tomás, Marta y sus nuevos amigos partieron hacia el Planeta Aventura Extrema. Allí encontraron a sus padres, quienes habían estado buscándolos desesperadamente. -Fue un viaje increíble -dijo Tomás mientras abrazaba a su familia-.
Me di cuenta de que lo más importante en la vida es tener a nuestros seres queridos cerca. Y así, Tomás y su familia regresaron a casa con el corazón lleno de amor y recuerdos inolvidables de su aventura por el universo.
Siempre recordarían aquel viaje como una lección de la importancia de la familia y la valentía para explorar nuevos horizontes.
Desde ese día, Tomás siguió soñando con las estrellas y los planetas, pero ahora sabía que lo más hermoso del universo estaba justo al lado de él: su amada familia.
FIN.