Ana, la ciclista valiente
Ana amaba andar en bicicleta.
Desde que era pequeña, su padre le había enseñado a pedalear y ella había descubierto lo divertido que era sentir el viento en su cabello y la libertad de moverse por las calles sin depender de nadie más. Pero un día, Ana se dio cuenta de que no solo disfrutaba andar en bicicleta por diversión, sino que también podía usarla para ir a lugares importantes.
Así fue como empezó a ir al colegio en bici todos los días. - ¡Mamá! ¡Ya me voy al colegio! -gritó Ana mientras agarraba su mochila y salía corriendo hacia el garaje donde estaba su bicicleta.
- ¿No prefieres que te lleve yo en auto? -preguntó su mamá preocupada. - No, gracias mamá. Me gusta ir en bici porque así hago ejercicio y ayudo al medio ambiente -respondió Ana con una sonrisa. Y así fue como comenzó la aventura diaria de Ana pedaleando hasta el colegio.
Pero pronto se daría cuenta de que no todo sería fácil. Un día, mientras iba camino al colegio, una lluvia torrencial empezó a caer sobre ella.
Ana intentó refugiarse bajo un árbol pero se dio cuenta de que eso no la llevaría a ningún lado. - Tengo que seguir adelante -pensó Ana mientras tomaba aire para continuar pedaleando bajo la lluvia. Fue difícil, pero finalmente llegó empapada al colegio.
Sus compañeros se riieron cuando la vieron entrar toda mojada pero ella simplemente sonrió y les dijo:- Al menos yo hice algo bueno por el planeta hoy. Otro día, Ana se encontró con un obstáculo en su camino: una calle cortada por construcción.
Pero ella no se rindió, sino que buscó una ruta alternativa y finalmente llegó a tiempo al colegio. - ¡Lo logré! -gritó Ana mientras bajaba de su bicicleta y la dejaba apoyada contra la pared del colegio. Pero lo más difícil estaba por venir.
Un día, cuando volvía del colegio, un perro callejero empezó a perseguirla. Ana aceleró todo lo que pudo pero el perro seguía detrás de ella. - ¡Auxilio! -gritaba Ana mientras pedaleaba cada vez más rápido.
Finalmente, el perro desistió y se alejó. Ana llegó temblando a su casa pero sintió una gran satisfacción al saber que había superado otro obstáculo en su camino como ciclista diaria.
Con el tiempo, Ana se dio cuenta de que andar en bici todos los días no solo era divertido e importante para cuidar el medio ambiente sino también le ayudaba a ser más valiente y perseverante ante las adversidades de la vida.
Y así fue como Ana siguió pedaleando hacia sus metas cada día con fuerza y determinación.
FIN.