Ana, la jirafa curiosa
En el zoológico de la ciudad, vivía una pequeña jirafa llamada Ana. Desde que nació, Ana era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, unos niños visitaron el zoológico y le dieron a Ana dulces, pensando que la harían feliz. Ana, encantada con el sabor dulce, comenzó a rechazar las verduras y la leche que su madre le ofrecía. Sus hermanos, altos y fuertes, se burlaban de ella porque no alcanzaba el árbol más alto y delicioso del zoológico. Esto entristeció a Ana, pero en lugar de darse por vencida, decidió cambiar su actitud.
Un día, Ana observó a los cuidadores del zoológico plantando semillas cerca del árbol más alto. Entonces, decidió preguntarles qué estaban haciendo. Los cuidadores le explicaron que estaban plantando un nuevo árbol, con ramas bajas y hojas tiernas, para que todas las jirafas, incluso las más pequeñas, pudieran disfrutar de él. Ana se emocionó al escuchar esto y decidió ayudar en todo lo que pudiera. Se acercó a su mamá y le pidió que la ayudara a volver a una dieta saludable, comiendo verduras y bebiendo leche para crecer fuerte y alcanzar las hojas del nuevo árbol. Su mamá, feliz de ver a Ana tan decidida, la apoyó en su nueva decisión.
Los días pasaron y Ana siguió una dieta saludable, comenzó a crecer y a ganar fuerza. Finalmente, llegó el día en que el nuevo árbol estaba listo, con ramas bajas y hojas tiernas, listas para que todas las jirafas pudieran disfrutar de ellas. Ana, llena de emoción, se acercó al árbol y, con un salto, alcanzó las sabrosas hojas. Sus hermanos, sorprendidos, la felicitaron por su valentía y determinación. Desde ese día, Ana se convirtió en un ejemplo para todas las jirafas del zoológico, demostrando que con esfuerzo y determinación, se pueden superar los desafíos y lograr grandes cosas. Y así, Ana vivió feliz, disfrutando de su deliciosa dieta y de la amistad de sus hermanos.
FIN.