Ana Valentina y su lección de deporte



Ana Valentina era una niña muy activa y deportista. Le encantaba ir a jugar hockey sobre hielo con sus amigos, pero ese día el clima estaba muy frío y ella se preocupaba por no estar suficientemente abrigada para soportarlo.

Su mamá le dijo que se pusiera varias capas de ropa, un gorro bien ajustado en la cabeza, guantes calientes y una bufanda para proteger su cuello.

Ana obedeció a su madre y salió de casa con todas las prendas puestas. Al llegar al estadio donde iban a jugar hockey, Ana notó que sus amigos llevaban menos ropa que ella. Esto la hizo sentir un poco incómoda y diferente al resto, pero decidió seguir adelante porque quería jugar.

"Hola Ana Valentina ¿Cómo estás? ¡Qué abrigada estas!"- exclamó Martín, uno de sus amigos del equipo. "Sí, hace mucho frío hoy"- respondió Ana tímidamente. Comenzaron a entrenar y Ana notó que su ropa extra dificultaba un poco sus movimientos.

A pesar de ello, siguió esforzándose al máximo durante el partido.

En un momento del juego, uno de los jugadores del otro equipo se acercó demasiado rápido hacia ella y sin querer le propinó un golpe fuerte en la pierna. Ana sintió mucho dolor y tuvo que salir del campo cojeando. Los demás jugadores fueron corriendo hacia ella para ver si estaba bien. "¿Estás bien? ¿Te lastimaste?"- preguntaron todos preocupados.

"Me duele mucho la pierna"- respondió Ana con lágrimas en los ojos. La mamá de Ana, que estaba viendo el partido desde las gradas, se acercó rápidamente a ella y la llevó al hospital.

Los médicos le dijeron que había sufrido una lesión grave en la pierna y tendría que estar en reposo durante varias semanas. Ana estaba muy triste porque no podría jugar hockey con sus amigos por un tiempo.

Pero su mamá le recordó algo importante: "Ana Valentina, lo más importante es cuidar tu salud y recuperarte pronto para volver a hacer lo que te gusta". Durante las siguientes semanas, Ana fue paciente y siguió todas las instrucciones de los médicos para recuperarse completamente.

Aprovechó ese tiempo para leer libros sobre deportes y aprender técnicas nuevas para cuando pudiera volver a jugar. Finalmente, llegó el día en que los médicos le dieron permiso para regresar al campo.

Esta vez, Ana se aseguró de estar abrigada pero sin exagerar con la ropa extra. Y aunque tenía un poco de miedo por haber estado fuera del juego por tanto tiempo, se sintió feliz al reencontrarse con sus amigos del equipo. "¡Bienvenida de nuevo Ana Valentina!"- exclamaron todos felices.

"Gracias chicos ¡Estoy lista para ganar!"- respondió Ana sonriendo. El equipo jugó mejor que nunca gracias a la perseverancia y dedicación de cada uno de sus jugadores.

Y aunque no ganaron todos los partidos, aprendieron importantes lecciones sobre trabajo en equipo, respeto hacia los demás y cuidado personal. Ana Valentina comprendió entonces que el éxito no depende solo del resultado final sino también del camino recorrido hasta llegar allí.

Y así continuó practicando su deporte favorito con entusiasmo y responsabilidad.

FIN.

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