Ana y el descubrimiento de la lectura
Había una vez, en un hermoso castillo de colores arcoíris, vivía una princesa llamada Ana. Sin embargo, a diferencia de otras princesas, a Ana no le gustaba pasar su tiempo leyendo hermosos cuentos en la biblioteca del castillo.
En cambio, prefería perderse en el mundo de los videojuegos y la televisión. Pasaba horas y horas frente a la pantalla, sin darse cuenta de lo maravilloso que podría ser sumergirse en las páginas de un libro.
El rey y la reina, preocupados por la falta de interés de Ana en la lectura, intentaron animarla de muchas maneras, pero todo fue en vano.
Un día, mientras jugaba su juego favorito, Ana escuchó un suave murmullo que provenía de la enorme biblioteca del castillo. Curiosa, decidió ir a investigar. Al entrar a la biblioteca, Ana se quedó maravillada por la cantidad de libros que la rodeaban. Nunca antes se había detenido a observarlos. De repente, un libro en particular llamó su atención.
Lo tomó entre sus manos y comenzó a hojearlo. Las palabras y las imágenes la atraparon de tal manera que perdió la noción del tiempo.
Cuando salió de la biblioteca, Ana ya no era la misma princesa que siempre había preferido las pantallas a los libros. Desde ese día, se convirtió en una ávida lectora. Descubrió mundos mágicos, aventuras emocionantes y personajes fascinantes a través de las páginas de los libros.
Compartió sus descubrimientos con el rey y la reina, quienes se alegraron enormemente al ver el cambio en su hija. Ana aprendió que la lectura no solo era entretenida, sino también educativa. Comenzó a visitar la biblioteca cada día, explorando diferentes géneros de libros.
Con el tiempo, se convirtió en una princesa sabia, con la capacidad de retener conocimientos y comprender el mundo que la rodeaba.
La noticia sobre la transformación de Ana se extendió por el reino, inspirando a otros niños a seguir su ejemplo y descubrir el tesoro que se esconde en cada libro. Desde entonces, el castillo de colores arcoíris se llenó de risas y de charlas sobre las historias leídas.
La princesa Ana, que antes no sabía el placer de perderse en la lectura, se había convertido en una defensora apasionada de los libros, demostrando que nunca es demasiado tarde para descubrir el amor por la lectura.
FIN.