Ana y el dragón mágico



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques frondosos, una niña llamada Ana.

Un día, mientras buscaba su libro favorito en el armario de su habitación, descubrió algo inesperado: ¡un dragón! Al principio, Ana se asustó un poco, pero pronto se dio cuenta de que este dragón era diferente a los demás. Era chiquitito y adorable. El tiempo pasó y el pequeño dragón comenzó a crecer rápidamente.

A pesar de su tamaño cada vez mayor, Ana y el dragón se hicieron muy amigos. Por las noches, cuando todos dormían, salían juntos a hacer misiones especiales para ayudar a los animales del bosque o resolver problemas en el pueblo.

Pero conforme el dragón seguía creciendo, se volvía más difícil mantenerlo oculto en la casa. Sus alas chocaban con las paredes y sus rugidos resonaban por todo el vecindario.

Ana sabía que debían encontrar una solución antes de que alguien descubriera a su amigo escamoso. Un día, durante una de sus misiones nocturnas, el dragón le habló a Ana con voz grave y profunda: "-Ana, ya no puedo seguir viviendo aquí contigo. Necesito espacio para volar libremente y explorar el mundo".

Ana sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras del dragón. Sabía que tenía razón; él pertenecía al aire libre donde podía ser verdaderamente feliz.

Con determinación en su corazón, Ana ideó un plan para ayudar a su amigo. Al día siguiente, después de hablar con sus padres sobre la situación del dragón, decidieron construirle un refugio especial en lo alto de la montaña cercana al pueblo.

Con materiales reciclados y mucha creatividad, trabajaron juntos para crear un hogar acogedor donde el dragón pudiera vivir cómodamente. Cuando todo estuvo listo, Ana llevó al dragón hasta su nuevo hogar.

El pequeño amigo escamoso miró emocionado su nueva morada y le dijo a Ana con cariño: "-Gracias por todo lo que has hecho por mí. Siempre seremos amigos inseparables". Desde entonces, Ana visitaba al dragón regularmente en su refugio en lo alto de la montaña.

Juntos seguían haciendo misiones especiales para ayudar a quienes lo necesitaban en el pueblo y más allá. Y así fue como Ana aprendió que la verdadera amistad trasciende las barreras físicas y que siempre hay una solución cuando se enfrentan desafíos junto a aquellos que queremos. Fin

FIN.

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