Ana y el libro de recetas saludables


Había una vez una niña llamada Ana, con una larga trenza que llegaba hasta su cintura. A Ana le encantaba leer y pasar horas en su habitación sumergida en las páginas de sus libros favoritos.

Pero había algo que preocupaba a su mamá y a su papá: Ana comía muy poco. "Ana, ¿no te parece que es hora de bajar para almorzar?", preguntó la mamá desde la escalera.

"Ya voy", respondió Ana sin levantar la vista del libro. La mamá intentó varias veces convencerla de que comiera más, pero no hubo forma. Incluso el papá se unió a los intentos por hacerla comer mejor, pero nada funcionaba.

Una tarde, mientras paseaban por el parque, Ana encontró un libro abandonado debajo de un banco. Lo tomó entre sus manos y lo abrió curiosa. Era un libro diferente a los que estaba acostumbrada a leer: tenía dibujos grandes y coloridos con recetas saludables para niños.

"Mira mamá, qué interesante este libro", dijo emocionada mostrándole las páginas llenas de frutas y verduras. La mamá sonrió contenta al ver a su hija entusiasmada por algo relacionado con la comida.

Juntas revisaron algunas recetas fáciles y divertidas para preparar juntas en casa. Los días siguientes fueron diferentes: Ana seguía leyendo mucho pero ahora también disfrutaba cocinando junto a su mamá.

Descubrieron nuevas formas de preparar alimentos nutritivos y aprendieron sobre la importancia de comer bien para tener energía y estar sanos. Un día, durante el almuerzo familiar, Ana sorprendió a todos con una ensalada de frutas que había preparado ella misma. Todos la probaron y les encantó. "Ana, esta ensalada está riquísima.

¿Cómo hiciste para aprender a cocinar tan bien?", preguntó el papá orgulloso. "Bueno, leí mucho sobre recetas saludables en este libro que encontré en el parque", respondió Ana sonriendo. Desde entonces, Ana siguió leyendo y cocinando con su mamá.

Descubrió un nuevo mundo de sabores y aprendió la importancia de alimentar bien su cuerpo para tener energía y estar sana. Y aunque seguía disfrutando de sus libros favoritos, ahora también disfrutaba deliciosas comidas llenas de nutrientes que ella misma preparaba.

Y así fue como Niña con trenza aprendió a combinar su amor por los libros con una alimentación saludable, convirtiéndose en una niña más feliz y sana.

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