Ana y el mate mágico


En un frío día de invierno, Ana se encontraba aburrida en su casa. Observaba por la ventana cómo caían copos de nieve y cómo el viento soplaba con fuerza.

De repente, recordó que su abuelita le había regalado un mate especial, el cual tenía poderes mágicos. Sin dudarlo, Ana decidió preparar un mate bien calentito. Al momento de tomar el primer sorbo, se dio cuenta de que algo extraordinario estaba por suceder.

La bombilla empezó a brillar y, de repente, se materializó un hada diminuta. -¡Hola, soy Matesita y he venido a cumplir tu deseo más anhelado! -, dijo la hadita con voz dulce. Ana, sorprendida, le pidió que la llevara a un lugar lleno de aventuras y diversión.

Sin pensarlo dos veces, Matesita la llevó volando a un mágico bosque cubierto de nieve, donde se encontraron con criaturas misteriosas y amigables. Juntos, exploraron cuevas heladas, deslizaron por toboganes de hielo y jugaron con pingüinos risueños.

Después de vivir muchas emocionantes aventuras, Matesita le recordó que el poder del mate mágico se estaba agotando. Con mucha tristeza, Ana se despidió del fascinante mundo mágico.

Al regresar a su casa, agradeció a su abuelita por el regalo especial y guardó el mate mágico con mucho cariño, esperando la próxima vez que necesitara un poco de magia en su vida.

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