Ana y el Monstruo del Bosque



Era una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde vivía una niña llamada Ana. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, escuchó un ruido extraño que venía del bosque cercano.

Decidió investigar y se adentró en él. Pronto se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo allí. Los árboles estaban marchitos y secos, las hojas crujían bajo sus pies y el aire era frío y húmedo.

Ana comenzó a sentir miedo pero continuó caminando hasta que llegó a una cueva oscura. - ¿Hola? ¿Hay alguien aquí? - preguntó temerosa. De repente, unos ojos amarillos brillaron desde la oscuridad y apareció un monstruo enorme con garras afiladas.

- ¡Grrr! - gruñó el monstruo. Ana quería salir corriendo pero recordó lo valiente que era su abuela y decidió enfrentarlo. Buscando algo para defenderse encontró un palo largo cerca de ella. - ¡Aléjate! - gritó mientras levantaba el palo hacia el monstruo.

El monstruo retrocedió unos pasos sorprendido por la valentía de la pequeña niña. Pero entonces, aparecieron dos ladrones detrás de ella. - ¡Dame tus cosas! - dijo uno de ellos mientras sostenía un cuchillo en su mano.

Ana no sabía qué hacer pero recordando lo que le había enseñado su papá sobre cómo pedir ayuda cuando está en peligro, grita:- ¡Auxilio! En ese momento aparece la policía local corriendo hacia ella, y los ladrones al verlos huyen despavoridos.

- ¡Gracias a Dios estás bien! - dijo el oficial mientras la abrazaba. Ana se sintió segura y feliz de que su valentía y su coraje le permitieran salir airosa de esa situación.

Desde ese día, aprendió que siempre debe pedir ayuda cuando se sienta en peligro y nunca debe rendirse ante las dificultades.

La cueva del monstruo terminó siendo un lugar mágico donde Ana solía ir para jugar con sus amigos, y cada vez que volvía a casa le contaba emocionada lo que había descubierto ese día. Y así, Ana aprendió una gran lección sobre la importancia de ser valiente y enfrentar tus miedos.

FIN.

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